domingo, 19 de septiembre de 2010

Muerto de hambre y jarto e gloria (rimas para una historia del pueblo)

Para interpretar preferiblemente en golpe de seis por derecho, con bandola, cuatro y maracas. Póngale sin embargo la música o fraseo que guste.


No me llore por el pueblo
que esa vaina no me gusta

Que esa vaina no me gusta
Más bien cuénteme la historia
Que no se ha contado nunca:
La historia del pueblo llano
Mi gente de piel oscura
Mal vestida y mal hablá
De manos y lengua rústica
Del que siempre se aprovechan
Los patiquines que estudian
Ese pueblo sepultado
En una gaveta sucia
donde la historia oficial
Nunca revisa ni esculca
El de la historia no escrita
El del alma vagabunda
Es mi pueblo escamisao
El de la rabia profunda

El de la rabia profunda
Cuénteme Viejo esa historia
Que a los ricos les asusta
La historia de mis abuelos
Que a los doctores insulta
La historia de los sin tierra
Tierra pal que nos sepulta
La historia del que trabaja
No la de la gente curta
Los que se parten el lomo
Y unos poquitos disfrutan
Este bravo pueblo alzao
Ese que estalla y relumbra
Genuino libertador
Que va palante en la lucha
Antes lo llamaban horda
Antes lo llamaban turba
El pueblo estaba aplastao
Esclavitud hijoeputa
Al indio lo segregaron
destruyeron su cultura
El negro era servidumbre
Pardo y mestizo era chusma
Pero cuando entró a la guerra
Sangró la tierra y la luna
Destruyó to’s los altares
Las mansiones y los curas
Mil ochocientos catorce
Tiene fechas muy fecundas
El pobre llegó al poder
El millonario a la tumba
Pagaron con sus doncellas
Trescientos años de furia
Al mando del taita Boves
Acabó con la República
La república mantuana
De casaca y de peluca
Esclavista y aristócrata
Patria de ricos de cuna
No podíamos perdonar
Una patria tan pajúa

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(revuelta o intermedio)

Cuénteme Viejo qué ha sido
De esa turba y esa horda
Ese pueblo somos todos
Los pobres, los pelabolas
Yo le exijo, pobre viejo
Que usted me cuente esa historia
La del obrero, el esclavo
Que en la fábrica lo explotan
La historia del campesino
Pescador y limpiabotas
Artesano y pichachero
La ama de casa y las otras
Mesonera e botiquín
Doméstica y planchadora
La historia del desempleado
Que está fundío y le toca
Vivir debajo de un puente
Muerto por la cañandonga
Despreciado por su gente
Fulminado por la droga
Mendigando por las calles
Salí a atracá con pistola
Lo exprime el capitalismo
Y pa la calle lo bota
Este pobre pueblo manso
Cuando se arrecha esmorona
Las sociedades corruptas
Que nos niegan nuestra historia
Es una historia tremenda
Es una historia gloriosa
¡Cuente la historia de un pueblo
Muerto de hambre y jarto e gloria!


___________
(Revuelta o intermedio)

Y yo le sigo exigiendo
Que me cuente qué es la patria

Que me cuente qué es la patria
Yo creo que nos estafaron
En los libros de primaria
Porque allí sólo me cuentan
De los blancos las hazañas
El grito de independencia
Fue pura gente mantuana
Y a los pobres los tenían
Sirviéndoles en las casas
En enormes plantaciones
Y en las minas los mataban
Vergonzosa esclavitud
Que todavía nos envaina
¡Hasta que llegó el momento
Que entráramos en batalla!


___________
(Revuelta o intermedio)


Cuando entramos en batalla el espanto los atrofia
Porque cuando estamos bravos
El sangrero se desborda
Yo quiero que usted recuerde nuestros momentos de gloria
Las batallas de La Puerta
son para el pueblo una honra
cerca e San Juan de Los Morros
emboscaron a las hordas
pero el pueblo incontenible
Despedazó aquellas tropas
Dos veces creyó Bolívar
Derrotarlos de esa forma
Dos veces el pueblo hambriento
Le propinó esa derrota
Zaparapanda e coñazos
¡Pa que respete a la horda!

Ay a la horda
Dígame usté Las Queseras
Donde Rondón se desborda
Los españoles confiados
Disciplinados y en forma
No me digan “vuelvan caras”
Esa embuste tan grandota
Cuénteme al héroe que estaba
Al frente de la patota
Este Juan José Rondón
Que asombró a toda Colombia
Orgullo de Las Queseras
Compai de Boves que azota
Pero cuando este murió
Fue pal llano con su tropa
Hábleme de los Farfán
Que en la escuela ni los nombran
Negro Miguel y Andresote
En los libros ¡ni su sombra!
Por qué a mí nunca me cuentan
Que el ejército patriota
Es el pueblo desbordado
Que antes lo llamaban horda
Por cinco países fueron
A morir en forma anónima
De la Guerra Federal
Al gran Martín Espinoza
A mí siempre me lo ocultan
Sólo me hablan de Zamora
Cuénteme al Negro Primero
Saqueador a mucha honra
Otro compadre de Boves
Otro de alma cimarrona
Que después se fue con Páez
Lo captaron los patriotas
Pero a mí sólo me cuentan
Que se murió en esta forma:
Pidiendo permiso al jefe
Pa morir junto a sus botas
¡Pa eso es que hablan del Negro
Pa llamarlo jalabolas!

___________
(Revuelta o intermedio)


Esta es otra grosería
Que enseñan en las escuelas

Que enseñan en las escuelas
La batalla e la Victoria
Donde encuentran resistencia
Los pobres y cimarrones
A toda Aragua la asechan
Un puñado e caraqueños
José Félix Ribas entrena
Para frenar a los nuestros
Y se produce una fiera
Matazón entre muchachos
Sin experiencia en la guerra
Por un lado los blanquitos
Que estudian en las escuelas
Por el otro los esclavos
Muchachos de piel morena
Era joven contra joven
Pero eso nunca lo cuentan
Día de la Juventud
A mí me imponen la fecha
El catorce de febrero
Cuando fue la coñacera
Pero aquí yo quiero honrar
A los hijos de las negras
¡no a los hijos de los ricos
Ni a los dueño e las haciendas!

___________
(Revuelta o intermedio)

Ya está bueno de Miranda
Páez, Bermúdez y Bolívar
En una historia de santos
Yo quiero hablar de Mandinga
El 27 e febrero
Eso sí es historia digna
La fundación de una patria
Antes sólo éramos mina
Me educaron los adecos
Nos inculcaron doctrina
Nos contaron su versión
interesada y ¡la pinga!
Ya no más Santos Luzardo
Ya no más Pinto Salinas
Ya no más puntofijismo
Ya no más Renny Otolina
Ya no más Radio Rochela
Échenlos pa la letrina
Ya está bueno de petróleo
Ciudades cosmopolitas
No más centros comerciales
Desarrollo y autopista
No más universidad
Que la mente nos cocina
No más 23 de enero
Eso huele a naftalina
Yo quiero monte y culebra
No más Caracas sifrina
No más “templo de pavor”
Esa canción tan ladilla
Ese “gloria al bravo pueblo”
Que da bostezo y piquiña
Que nuestro himno sea un tambor
Un tamunangue una quirpa
Y a ese panteón nacional
Báñenlo con gasolina
Con un fósforo en la mano
Me pararé en una esquina
A contar la nueva historia
Que la otra es nuestra ruina
Que viva el doce de abril
Fecha que nos glorifica
Ese día no nos calamos
Al rico y su tiranía
Tumbamos al empresario
que el gringo nos imponía
¡Y esta historia continúa
Esta historia no termina!

jueves, 16 de septiembre de 2010

El “monstruo” que fue todo un pueblo

Artículos referenciales:


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El prestigio del “primer jefe de la democracia” (como lo bautizó Juan Vicente González) funcionaba como hoy lo hacen los blackberrys y la televisión: cuando en una población corría la voz de que se acercaba Boves, esclavos y sirvientes comenzaban a festejar y los amos a aterrarse: eran los misiles del asturiano que se activaban antes de empezar las batallas. Vaya este otro análisis a 228 años del nacimiento del Taita

Cecilio Canelón

Como pretendemos ir a contracorriente, comenzaremos esta especie de biografía desde la muerte del personaje, y un poco después. El 17 de febrero de 1815, desde Mompox (Nueva Granada) Simón Bolívar decía: “La muerte de Boves es un gran mal para los españoles, porque difícilmente se encontrarán en otro las cualidades de aquel jefe”. Es quizá el único pasaje, en todos los documentos de Bolívar, en que El Libertador le reconoce algún mérito a su contrafigura, el hombre que destrozó con sus hordas el segundo intento de fundar una República. Por supuesto que se equivocaba Bolívar: quien lo había derrotado y amenazaba con liquidar a todas las castas dominantes era el pueblo desbordado, no un general con cualidades excepcionales. El prestigio del “primer jefe de la democracia” (como lo bautizó Juan Vicente González) funcionaba como hoy lo hacen los blackberrys y la televisión: cuando en una población corría la voz de que se acercaba Boves, esclavos y sirvientes comenzaban a festejar y los amos a aterrarse: eran los misiles del asturiano que se activaban antes de empezar las batallas. Boves no tenía tras de sí a un ejército sino todo un pueblo alrededor, en todas partes. Mucha gente que se activó y peleó para la causa (que no era la realista, por cierto, sino la de la redención del ser humano en esclavitud) jamás vio al jefe: bastaba invocar el nombre de aquel que invitó al pueblo pobre a arrebatarles a los ricos lo que éstos le secuestraron por años, para que entrara en acción el ejército más pavoroso. Tal cual el Sacudón (o Caracazo) de 1989, la rebelión de 1813-1814 no tenía un foco o punto de partida sino cientos de miles: en cada sótano, fogón o hacienda donde hubiera gente con las esperanzas destruidas, ahí estallaba la furia. Aquel fenómeno, junto con el de Haití años atrás, es el antecedente más claro de lo que se ha llamado Ejército de Liberación Popular en América Latina, y su acción caótica y justiciera se llama democracia. Y fue cruel, muy cruel, este primer ejercicio de democracia participativa y protagónica en Venezuela.
Apenas se olfateaba la llegada del ejército bovero, el esclavo desobedecía a su amo y se iba tras los bienes, tras la niña o mujer que lo despreciaba; el engreído patrón que echaba látigo y desprecio sintió al fin la lanza del que siempre fue obligado a postrarse. La capacidad de destrucción de un pueblo rabioso se echó a rodar inmisericorde. Las ciudades y caminos se llenaron de escenas inverosímiles de horror; así se cobró la gente pobre una venganza de 3 siglos. Pero como siempre es más fácil personalizar el odio y el miedo, los historiadores prefieren atribuirle a un solo sujeto cada degollamiento, cada violación, cada descuartizamiento. Boves no mató a cien mil personas, pero el demagogo estándar jamás dirá que fue el pueblo salido de madre. Eso no genera simpatías. No "vende". Mejor entonces echarle la culpa a un solo hombre.
Pero aquí el punto de interés es otro. Que El Libertador haya atisbado “cualidades” casi irremplazables en José Tomás Boves (muerto en la batalla de Urica, 5 de diciembre de 1814) es digno de apreciarse, sobre todo teniendo en cuenta los párrafos que le había dedicado al asturiano en cartas anteriores: “el archimonstruo, el devastador de Venezuela”… “más de ochenta mil almas han bajado a la silenciosa tumba por su orden o por los medios y aun por las manos de este caníbal, y el bello sexo ha sido deshonrado y destruido por los medios más abominables y de la manera más innatural y horrenda” … “Nada se ha escapado a la furia despiadada de este tigre” … “de todos esos campos risueños, apenas quedan vestigios, excepto escombros, esqueletos y ceniza”.
Así se expresaba Simón Bolívar, un hombre que en una sola orden y en un solo día mandó a asesinar a 800 españoles, incluidos reclusos y enfermos en La Guaira. Esto ocurrió el 14 de febrero de 1814, pero la historia patria prefiere opacar este suceso, y nada mejor que la Batalla de La Victoria, que tuvo lugar el mismo día, para lograrlo. Casi ningún venezolano recuerda hoy que el “Día de la Juventud” hubo una matanza de españoles indefensos.

¿Por qué silenciar la más grande rebelión social?

Antes del período de Guerra Social (1812-1814) hubo varios alzamientos, insurrecciones e insumisiones de esclavos que han concitado el interés de los venezolanos. Desde 1603, cuando se sublevan los negros en las rancherías de perlas en la Isla de Margarita, hasta el alzamiento de José Leonardo Chirino en Falcón (1795), pasando por las muchas cimarroneras y gestos insólitos como los del Negro Miguel, Guacamayo y Andresote, hubo docenas y quizá centenares de actos de rebeldía que pasaron a la historia con gran renombre y admiración, aunque sólo tuvieron alcance local. Quizá sea el de Chirino el más conocido y celebrado de todos los alzamientos de esclavos, y se trató de un movimiento de unas 200 personas que abarcó un territorio de no más de 700 hectáreas.
En cambio, el fenómeno telúrico, el espantoso sacudón que desató el pueblo oprimido bajo las órdenes de José Tomás Boves entre 1813 y 1814, fue el primer alzamiento popular de alcance nacional registrado en lo que hoy se conoce como Venezuela. Pero ese estallido sólo es mencionado como hecho horrendo y maligno, por razones que tienen que ver con el resguardo de los valores de la patria. Más allá de las consideraciones acerca de si Boves y su gente eran “realistas”, descuella el hecho de que la mayoría de las personas sometidas a esclavitud, servidumbre y segregación (negros, pardos y pequeños comerciantes canarios) se incorporaban a las filas de la rebelión en mareas desbordantes. Ha dicho Juan Bosch: “Cuando Boves ordenó el ataque a La Victoria, en el mes de febrero, disponía de 7.000 hombres; cuando huyó hacia los Llanos la noche del 17 de abril, le quedaban sólo 400. Y sin embargo al comenzar el mes de junio reapareció en los Llanos a cabeza de miles de seguidores, tan fieros como los que mandaba dos meses antes.
El pueblo engrosaba las filas de Boves sin cesar, como aumenta la lluvia el agua de los ríos”.
Sobre Boves pesa un dictamen simplista: peleaba por la corona para reimplantar o sostener el sistema colonial. Los hechos hablan de una realidad más compleja: los esclavos y oprimidos le seguían porque a su lado iban a combatir a una casta que se ganó su desprecio: los blancos criollos, los mantuanos. ¿Era realista también el pueblo pobre? ¿Adoraba al Rey y a la Corona? El pueblo pobre tenía entonces una vaga noción de lo que eran o significaban ese personaje y esa institución. No puede reclamársele al pueblo oprimido el "pecado antipatriota" de haber invocado a la corona para sublevarse. La invocación de Boves en el papel hablaba de defensa del Rey, pero la invocación en los campos fue de una rabia ancestral. Demagogo sí que lo era, pero en su descargo queda el haber cumplido una promesa crucial: entregarle al pueblo pobre, o mejor: permitir que el pueblo pobre tomara con sus manos, lo que los grandes propietarios blancos le arrebataron por tres siglos. Allí queda, para la historia, el célebre bando de Guayabal (noviembre 1813), primer documento de Boves a sus jefes españoles, en el cual solicita apoyo y reconocimiento a sus hombres. Se dice rápido, hasta que uno se percata de que “sus hombres” eran gente que no tenían más que medio pantalón y unas cadenas, y de pronto viene un jefe y pide para ellos rango militar y respeto a su investidura.
El Regente Heredia, realista, decía que Boves estaba exterminando la raza blanca en Venezuela. Blanco criollo, mantuano y republicano quería decir lo mismo para los hombres de Boves. Tomás Morales, quien le sucedió en el mando como comandante general del ejército de Oriente cuando Boves murió en la batalla de Urica, escribía en febrero de 1815 que había exterminado a los republicanos. ".. .no han quedado ni reliquias de esta inicua raza en toda Costa Firme", decía.
¿Vale la pena detener el análisis en la observación del presunto racismo implícito en el anhelo de exterminio de los blancos? No, porque “blanco” en 1814 significaba propietario, y el propietario era el esclavista, terrateniente, engreído, poderoso y criminal de siempre: era el opresor que primero era español nacido en Europa y ahora era español nacido en Caracas. Así, la insurgencia de la horda bovera hablaba de un contenido de clases: muerte al que lo tiene todo y poder para el que nada tenía.
El resto de los datos biográficos de José Tomás Boves puede diluirse en una narración bostezante sin problema alguno, porque lo esencial de su persona no es su persona sino el maremoto humano que fue tras de sí: nació en 1782 y murió en 1814. En términos actuales tenemos a un joven de 32 años puesto al frente de un pueblo que por unos pocos meses tuvo el poder (aunque no ejerció funciones de Gobierno). Un pueblo y no un ejército. Ese fue el “secreto” de sus terribles victorias.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Des-Orientado en Nueva Esparta ¿DÓNDE ESTÁ WILLIAM FARIÑAS?

Y es que de verdad, nunca me lo he topado por mi barrio. Miento, un 25 de julio, aniversario del natalicio del General Santiago Mariño, ése día colocó una ofrenda floral y se fue. La otra fue el viernes 27 de agosto de 2010, no hace mucho, un día antes de la visita del comandante Chávez, pasó raudo y veloz en una flamante camionetota, de esas de doble cabina y color fulgurante. En ambos casos eran tiempos de campaña y en ambos casos, él era el candidato.
No logro entender cómo es la vaina con eso de ser candidato, o mejor dicho con eso de ser líder de un pueblo de gente que se caracteriza por ser uno de los pueblos con la gente más jodedora y chistosa que tenga Venezuela. Por el contrario, William Fariñas es uno de los hombres más insípidos que he visto, no sabe echar un chiste malo, no tiene gracia ni carisma ni simpatía ni don de nada de lo atribuible a un líder de un proceso revolucionario. William Fariñas es un tipo gris.
Le gusta que le digan comandante. Su máximo logro pareciera ser amigo de Chávez y solo con eso él jura que será electo algo, de hecho ha dado muestras de una de las mayores demostraciones de candidez en la política venezolana, cree el susodicho comandante que por ser amigo de Chávez, tiene el mandado hecho. No aprendió de la elección pasada. No entendió el mensaje, y es posible que no sepa que hubo un mensaje.
Desde una carroza o desde una emisora de radio no se gana ninguna elección, por lo menos por ahora, en estos tiempos de cambios. Caminar, tocar, ver a los ojos, hablarle a la gente mirándoles a la cara, es necesario y vital.
Es la segunda vez que William Fariñas es candidato y esta segunda vez no es mejor que la primera. Simplemente no está en ninguna parte, no se le ve. No se le oye, no se le siente, no se capta su mensaje ni su imagen. Desaparecido y callado.
Esta reflexión surge porque ya he tenido la desagradable oportunidad de toparme en par de oportunidades con el otro candidato, que como verán tampoco es un gran despliegue, pero el caso es que el nuestro no está por ninguna parte. Nunca he querido hacer comentarios públicos sobre los múltiples defectos que veo en el señor William Fariñas, amigos me han criticado, pero el caso es que no he fallado en mis apreciaciones, no tiene capacidad, no motoriza no mueve emociones es insípido y gris. No ganará y no ganó, ahora la cosa es distinta, podría salir, mas no ganar. Posiblemente saldrá electo por virtud de una vieja trampa adeca, la cual los revolucionarios han adoptado con mucha complacencia y satisfactorios resultados. De no ser así, este gris comandante no ganaría nada.
Coraje se necesita para entender ciertas señales del pueblo. Eso también define a un buen líder.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Verdaderamente pa' la asamblea!



Verdaderamente pa' la asamblea!


Por: Baleryns López
baleryns@hotmail.com


Más allá de nuestras percepciones totalmente parciales y críticas sobre el proceso revolucionario bolivariano, más allá de que en 4 años de tener la Asamblea Nacional roja rojita no hayamos podido aprobar las reformas a las Leyes Orgánicas de Trabajo, Seguridad Social, Tierra y aprobar la Ley Orgánica de Cultura, las leyes ordinarias como la de Responsabilidad Política de las Funcionarias y Funcionarios Públicos, la Ley contra la Corrupción, Ley de Desarme, Ley de Arrendamiento Inmobiliario... de que sabemos que la aprobación de la Reforma a la Ley Orgánica de Educación fue producto de una profunda jalada de orejas y de ¿qué coño han estado haciendo en la asamblea en todo este tiempo de gestión? Más allá de esto tenemos que votar por nuestr@s candidat@s a la Asamblea Nacional.

Seamos todo lo críticos que querramos, vamos a darle pues: a las y los diputados que se encuentran ahora en la Asamblea las y los escogimos porque vienen de tal o cual partido político, no porque les haya acompañado una visión, experiencia o necesidad política sobre alguna realidad en especifíco, por ejemplo, porque vienen de la lucha sindical, campesina, comunal... así que no nos ha de sorprender su gestión actual, una gestión que no ha ido acompañada del impulso intelectual y pasional suficiente para hacer lo que hay que hacer.

Por otro lado las y los candidat@s actuales estan casi en las mismas, salvo a los que obtuvieron su candidatura a través de la elección popular. Hay gente por ahí que anda con una quejadera al respecto diciendo “no voy a votar por fulanito o perencejo, por ese ya voté y nada, a esa ni en su casa la conocen..” y cosas así. A est@s les recuerdo que pertenecemos a un partido, al Partido Socialista Unido de Venezuela y que en su seno se libraron las elecciones primarias de mayor contundencia y participación histórica del país, en las que participaron 2.539.852 militantes de un total de 6.776.618 inscrit@s, y que si bien es menos de la mitad es@s militantes fueron las y los que votaron y eligieron, no por mi, sino por todos los 6.776.618 millones de inscritos.

Yo voté en las internas y perdió el precandidato por el que lo hice y no por esto no voy a votar por el que quedó, de hecho el que quedó no me agrada en lo más mínimo, pero haré de tripas corazón y votaré por ese camarada igual. Porqué hacerlo, lo contrario sería una malcriadez y un infantilismo. Uno tiene que disciplinarse. Así es el juego democrático.

Ahora los que no pueden pensar en quejarse son l@s que no votaron en nuestra interna y menos que menos los que ni siquiera están inscritos en el PSUV. Pero lo hacen. A uno lo escuché diciendo que cómo iba el a votar por el fulano ese, que ese era un enemigo y que al enemigo ni agua, y yo dije ¡coño ahora si que nos lleva el diablo! Quisiera preguntarle a las y los compañeros que tienen estas posturas o algunas parecidas si le dirián publicamente al pueblo que no vote por nuestros candidat@s a la Asamblea Nacional. Yo creo que no.

Tenemos que definir claramente quién es nuestro enemigo directo, y estos son los escuálidos; por no llamarlos opositores, pues para eso les falta una morena por ejemplo: empezar a ser un poquito más seri@s. Estos son nuestros enemigos inmediatos, luego nuestro enemigo a largo y profundo plazo somos nosotr@s mismos. Si la Asamblea esta como está es por nuestra falta de organización, de contundencia y de protesta, tenemos que tomar al toro por los cuernos o nos van a seguir jodiendo.

Les aseguro, que por más que sea, es mil veces preferible a la hora de impulsar nuestras propuestas y paralizar otras, contar con una o un compañero que esté más cerca del pueblo dentro de la Asamblea Nacional a que este adequita adequita o verdecita verdecita.

Con las y los nuestros que metan la pata ya nos las arreglaremos, porque al final, el poder no reside en ellos ¿no? Si el poder soberano es el pueblo, o sea nosotros, nos toca es empoderarnos y ejercerlo, tenemos que perder el miedo a las retaliaciones políticas y dejar el pragmatismo a un lado; para profundizar esta vaina el pueblo tiene que verdaderamente ir pa' la Asamblea!