Juan Carlos León
Nicola Abbagnano dice de la Moral lo siguiente: No sólo se habla de actitud Moral o de persona Moral para indicar una actitud o persona moralmente valiosa, sino que se entienden con las mismas expresiones, cosas positivamente favorables, es decir, buenas.
Ahora bien, qué hacer cuando los límites de tal comportamiento son violados, traspasados de manera artera y mal intencionada. Porque podría suceder que una circunstancia desafortunada, claro está, nos conduzca por derroteros moralmente no aceptables.
Cuando colocamos el adjetivo revolucionaria la cosa cobra mayores dimensiones, pues para quienes creemos en otras valoraciones, en principios arraigados en el ser humano como un igual y no como un objeto, un útil humano (recordar los útiles escolares), es importante el respeto por el Otro. A la izquierda, histórica y afortunadamente se le han atribuido y concedido los mejores y mayores principios humanos. A pesar de mucho y muchos, la izquierda acoge, reúne, junta lo mejor de la humanidad. Es ahí donde confluyen románticos, idealistas, soñadores, humanistas, revolucionarios, guerrilleros, solidarios, poetas y uno que otro escritor.
Es bajo el amparo de esta revolución, aunque diste un poco bastante de ser como la queremos, que rechazamos o acogemos comportamientos y conductas. No amparamos, no compartimos maneras de ser si no es la recta, la honesta, la seria, la decente, la respetuosa del ser humano, la moralmente comprometida, la ética, la responsable. Esa conducta que rechaza la corrupción, el latrocinio, el robo, el hurto de los dineros del pueblo. El abuso de poder, el ejercicio inmoral del cargo para joder.
Quienes han transitado sendas de izquierda no comulgan con quienes hacen de los procesos libertarios, y este que nos toca vivir anda por ahí, a trompicones pero anda por ahí, una manera de figurar de lucrar (egocéntricamente o económicamente), de trepar. Pues generalmente, estos ejercicios tienden a llevarse a mucha gente en los cachos. No trepas si no pisoteas.
No nos interesa ejemplificar con la cuarta república, pues ahí todo fue corrupción. Nos importa este ahora. Nos interesa nuestra experiencia vivencial. Nos conmueve el presente, nos asusta el futuro.
Bienvenido el susto. Él debería ser estímulo para cuidar y mejorar lo que tenemos, por los momentos. El susto, el miedo, el temor, debe mantenernos despiertos y alertas ante conductas como la exhibida por Eliézer Otaiza Castillo y una juez de la república, Reina Morandy Mijares. Ellos están intentando materializar una acción cobarde, ruin, despreciable. A la juez no la conozco, pero me basta su accionar en este caso para sacar alguna conclusión; pretenden culpar a quien la madruga del jueves 23 de junio de 2005, le salvara la vida a Eliézer Otaiza cuando éste desfallecía e inconsciente, se ahogaba en su propia sangre luego de un aparatoso accidente de moto donde perdiera la vida su acompañante, la joven María Gabriela Tablante.
Es en casos como este, donde la moral revolucionaria brilla, luce, resplandece por su ausente. Eliézer Otaiza es un hombre quien ha vivido haciendo alarde de virtuoso y de ser moralmente irreprochable, es un hombre que ve con desdén a quien él considera menos. Se siente como un predestinado por la revolución misma, aunque por sus propias palabras, para el 4F-2002, aún no sabía que significaba una revolución. Piensa de manera apresurada, cree que intentar es hacer. Se piensa ungido de valor y virtud, así es, grosso modo, Eliézer Otaiza.
Esto no es un ensayo por verificar si ha sido así, o no. Sí es un intento más por demostrar, o por lo menos decir, que esa intención de hundir a John Pastrán León, el escolta quien le salvó la vida después del accidente, es moral, ética y revolucionariamente inaceptable, que es una clara demostración de anti valores, de ambición, de falta de humildad ante el error cometido, que es un comportamiento inequívocamente inmoral, reñido con lo más elemental de la virtud de quien se dice revolucionario.
Se ve Eliézer Otaiza, que tu fin es buscar un perdón de manos y voz del presidente Chávez. Crees, inocente tú, que ante el error cometido (madrugada, moto, caña, sin cascos, etcétera, etcétera) lograrás exorcizar la fatalidad que te es propia desde ese día: no eres parte del Gobierno. Eso te agobia, te atormenta y te hace cometer más errores, ser menos asertivo. Te puedo asegurar; por ese camino, por esta ruta no llegarás hasta donde quieres.
Rectifica, desaparece y aprende el valor del silencio. Estudia, estudia mucho, esa es la única manera que podrías tener, quizás, de lograr lo que tan desesperadamente buscas.
miércoles, 27 de octubre de 2010
jueves, 14 de octubre de 2010
EL PEO CON ELIÉZER OTAIZA
Juan Carlos León
Más tarde pongo por acá mismo, el por qué retomo el caso de Eliézer Otaiza y la moto, aquella madrugada por los lados del territorio de rumba y escualidismo más grande de Venezuela.
¿ATENTADO CONTRA ELIÉZER OTAIZA?
El día jueves 23 de junio de 2005, siendo las seis (6) de la mañana, el ciudadano Eliézer Otaiza Castillo (presidente del Instituto Nacional de Tierras, INTI) se desplazaba en una moto por la avenida principal de Las Mercedes, sufriendo un aparatoso accidente donde perdió la vida la joven abogada María Gabriela Tablante, quien le acompañaba como parrillera. Para el momento de la tragedia, el ciudadano Otaiza Castillo, era seguido de cerca por dos de sus escoltas motorizados, subinspector John Pastrán León, comando motorizado de la DISIP y Rafael Rafezca, funcionario del INTI, quienes tuvieron la oportunidad de apreciar claramente bajo qué circunstancias se produjeron los acontecimientos.
Suministrado los primeros auxilios a Otaiza Castillo, por parte del subinspector de la DISIP, John Pastrán León, los cuales le garantizaron la vida (según confirmación posterior del grupo médico que le atendió), se desencadenaron una serie de sucesos que han colocado a John Pastrán, en una lamentable situación jurídica, laboral y personal. Esto sin entrar a detallar la situación familiar del referido funcionario.
Vale aclarar que el subinspector John Pastrán León entró al cuerpo policial (DISIP) en la administración de Eliézer Otaiza Castillo, y desde entonces se ha desempeñado, casi exclusivamente, en labores de custodia de él y su familia. Con la excepción del tiempo cuando realizó el curso de comando motorizado.
Dentro de los desafortunados sucesos, posteriores al accidente, está el hecho de haber sido conminado (el funcionario de la DISIP) por la abogada Mónica Adrián (entre otros funcionarios del gobierno), para que en su declaración no contara los hechos tal cual habían pasado, pues eso podría perjudicar a Eliézer Otaiza Castillo. Así lo hizo el funcionario policial, presumimos que esa declaración ayudó para que, hace pocas semanas, la Fiscalía General de la República, dictaminara que el ciudadano Eliézer Otaiza Castillo no tenía responsabilidad ninguna en el desafortunado derrape. Al mismo tiempo, dicha declaración funciona como un muro contra el cual se pega el joven DISIP, pues podría ser acusado de falso testimonio y pone en duda una posterior declaración al intentar defenderse.
Grosso modo, los hechos: Eliézer sí estaba bebido y para el momento del accidente se besaba con la infortunada joven abogada Tablante, en plena carrera. No hace falta ser un Cecotto para entender que una persona que ha bebido, de madrugada, conduciendo una moto e intentando la nada recomendable maniobra de besar (no de piquito, sino una lata) a la joven parrillera, el desenlace sea el ya sabido.
Hoy los vientos han cambiado. Eliézer Otaiza ya no es el presidente del INTI, ni de nada. Es el Director General del Sistema Nacional de Contrataciones del Estado (SNCE). Y desde ahí, ha decidido recuperar el capital político que dejó escapar entre unas piernas abiertas (recordemos la naturaleza del accidente). Para la consecución de tal proeza, es necesario buscar al pendejo más cercano, y nada mejor que enfilar sus baterías en contra del subinspector John Pastrán León, quien le acompañaba esa mañana (Rafael Rafezca, del INTI no le importa) y quien le asistió en el pavimento, acusándolo de atentar contra su vida. Es decir, no fue un accidente. Fue un atentado terrorista perpetrado por el subinspector de la DISIP, John Pastrán León, quien luego de materializar su fechoría, corrió a intentar reanimarlo e introduciéndole los dedos en la boca, para despejarle las vías respiratorias, le salvó la vida, pues inconsciente, se ahogaba con su sangre. Raro terrorismo éste.
No intento juzgar la decisión de la Fiscalía. Tampoco exorcizar el silencio guardado ante tal decisión, a sabiendas de la verdad. He aquí lo que me interesa: Eliézer Otaiza Castillo pretende endilgarle la responsabilidad de su irresponsabilidad, a un funcionario que sólo se limitó a cumplir con su deber, quizás, más allá de su verdadera capacidad.
Seguramente a ustedes, amables lectores, las cosas no les parecen claras, les pido que averigüen, pregunten, indaguen, busquen información, o pregúntenme. De cualquier manera, solamente quiero que alguien más se entere de lo que se trama desde algunas instancias de poder con la finalidad de, ahora sí, exorcizar los demonios que ponen en peligro la vida de éste funcionario policial. Sabemos que no es descabellado pensar en tal accionar.
Ojalá alguna curiosidad logre despertarse dentro de quienes lean esta comunicación para que juntos veamos una parte muy desagradable de lo que nos rodea y, más juntos aún, mostrarlo públicamente como única manera de conjurar esas aberraciones que nos amenazan.
Como un último comentario, debo informarles que el ciudadano funcionario, acusado por Eliézer Otaiza Castillo de atentar contra su vida, es mi primo, de quien tengo la más absoluta certeza sobre su honestidad, aparte de una declaración con su firma y huellas, donde pormenoriza todo lo que pasó durante la noche del miércoles 22 y madrugada del jueves 23 de junio de 2005, hasta el accidente y después, como una precaución ante lo que pudiera sucederle.
No espero solidaridad automática con mi primo ni conmigo, sólo espero que el pasado no regrese con su carga de mentira y manipulación, eso sí lo espero. Atentamente,
Juan Carlos León.
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martes, 12 de octubre de 2010
LA JUSTICIA DE ELIÉZER OTAIZA
Juan Carlos León
BOLETA DE NOTIFICACIÓN No. 791-8-09. SE HACE SABER: Al ciudadano John Pastrán, que esta Sala en esta misma fecha dictó los siguientes pronunciamientos en la causa seguida en contra y en el cual aparece como víctima el ciudadano Eliecer Otaiza:
PRIMERO: DECLARA CON LUGAR el recurso de Apelación interpuesto por el ciudadano Eliecer Otaiza, debidamente asistido por el Abg. Naul Arévalo Campos.
SEGUNDO: ANULA la decisión dictada el día 18 de mayo del presente año por el Tribunal de Primera Instancia en funciones de Control No.1, de este mismo Circuito Judicial Penal, mediante la cual Decreta Sobreseimiento de la causa seguida en contra del ciudadano John Pastrán y ORDENA que un Tribunal distinto del que dictó la anulada, proceda a resolver la Solicitud Fiscal con prescindencia del vicio advertido.
FIRMA REINA MORANDY MIJARES
JUEZA PRESIDENTA
SALA 8 DE APELACIONES.
El subrayado y negritas las puse yo. Ahora dígame alguien si es razón o no suficiente para estar indignado y cagado ante semejante patraña. Dígame alguien si no debo lanzar cuatro carajos y un par de coñazos por tanta indolencia de quienes deberían gritar, si no ellos solos por lo menos conmigo.
Se puede contemplar de manera callada, pasiva, tranquilaza pues, tanto descaro, tanto abuso de poder, tanta coñoemadrada de parte de un grupo de gente empeñados en joder para limpiar su nombre?
¡¡¡Víctima!!! Eliézer Otaiza es la víctima!!!
Después sigo, ahora no puedo.
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viernes, 8 de octubre de 2010
OTRA VEZ, ELIÉZER OTAIZA
Dentro de nuestra familia y amigos, ya la vaina con Eliézer Otaiza está fuerte, el tipo tiene un plan: hacerle ver al presidente Chávez que quien mató a la joven María Gabriela Tablante, no fue la imprudencia de un funcionario que había pasado toda la noche ingiriendo, bebiendo pues, caña y ebrio se lanzó a conducir una moto en aquella madrugada y encima de eso, hacía piruetas un tanto estrafalarias sobre dicha moto, sino el escolta que venía detrás, intentando cuidar a quien se creía y cree una especie de rambo criollo ligado con un gato y el gallo del corral donde todas las gallinas de y para él.
Dos familias siguen sufriendo por causa de este intrépido ex funcionario. Una, la de la joven muerta, a quien de paso, carga Eliézer Otaiza por ahí convencida (la madre de la joven), con no sabemos qué artilugio humanitario-jurídico-político-mágico Eliézer Otaiza le devolverá a su muchacha, si matamos a más gente, usted estará fina y yo también.
Desde el mismo momento cuando Eliézer Otaiza entendió que no sólo se cayó de la moto, ha intentado hundir a quien tenía más cerca y quedó vivo aquella madrugada, sin importarle lo que éste vio durante toda la noche y madrugada hasta el mismo momento de la fatal caída, se empeña en sostener un salvavidas desinflado, claro está con la ayuda y complicidad de las amistades que se logran estando tan cerca del poder. No le pasa igual a quienes desde el otro lado del poder y de ciertas amistades, nos hemos empeñado en procurar hacer un pequeño eco de las verdades que se pretenden tapar al mejor estilo cuartorrepublicano.
Así como están las cosas nos procuramos para tal fin, acudir a medios y personalidades que parecieran defender la verdad a toda costa. Pues les cuento, del Semanario Temas Venezuela me sacaron porque me empeñé en publicar un artículo denunciando Eliézer Otaiza (¿ATENTADO CONTRA ELIÉZER OTAIZA?); corrí hasta Aporrea con el mismo artículo, tampoco lo publicaron; apelé a la camarada Vanessa Devis (quién lo diría), me pintó una paloma, ni siquiera llamó para preguntar indagar hablar con el joven que se encontraba amenazado y quien ahora se encuentra peor; finalmente, busqué a esa otra luminaria del buen periodismo, de la ética, la circunspección profesional, la seriedad absoluta, a un hombre quien rompe lanzas y sartenes y mesas y todo, por el buen periodismo, y éste en par de oportunidades, nos ha mandado bien lejos con las denuncias del caso: Ernesto Villegas. Tampoco él se tomó la molestia de llamar para preguntar, investigar aunque sólo fuese por la más elemental curiosidad, sino periodística, por lo menos humana, para ver qué había por ahí, qué tenía que decir el joven Pastrán. Nada, silencio y chao contigo. Para Villegas pareciera que su hermano, es la única persona que merece romper una lanza en su defensa y pareciera ser el único a quien el poder atropella y jode. Este es el tipo de periodismo y periodistas que vive dándose golpes de pecho y espalda, por la falta de ética y de valores y principios y responsabilidad del periodismo escuálido, pero tan pronto le asoman la posibilidad de denunciar un atropello, una injusticia, una locura de un ex funcionario, se hacen los bagres y te dejan montado en tu peo; ¿Yo? ni de vaina, parecieran decir a coro.
El caso es que Eliecer Otaiza está empeñado en cometer otro crimen a la vista de todos y con la complicidad de casi todos. El pendejo sigue siendo pendejo en un país que no parece deslastrarse de las lacras morales y éticas que lo llevaron a un cambio político en el año 98, pero que viendo la cosa en detalle, la mierda como que va por dentro, esto pareciera una verdad de Perogrullo, pero el caso es que va por el sistema sanguíneo, desplazando a la sangre y apoderándose de todo.
Asistir impávido al festín de Eliézer Otaiza con estas dos familias, la de la joven Tablante y la del joven Pastrán, parece la norma. Quienes vociferan que viven para no permitir injusticias, se hacen los guaripetes, los bagres complacidos y la masacre de la moral continúa. Esperemos hasta ver al joven Pastrán crucificado en algún tribunal y a la madre de éste, desfallecer a sus pies junto con toda la familia, quizás sólo así los paladines del buen periodismo se harán eco con la denuncia de una de las más torpes actuaciones de funcionario alguno y del sistema judicial mismo. O tal vez, cuando Eliézer Otaiza se presente redimido, limpio, brillante y bello, ante el presidente Chávez para ser ungido con algún alto cargo, veremos al periodismo revolucionario cantando loas al héroe de la moto.
Los puercos del oposicionismo periodístico deben estar frotando sus regordetas patas en espera del festín que se darán con el sainete judicial que se está tramando para favorecer a Eliézer Otaiza.
Hasta ahora va ganando Otaiza.
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jueves, 7 de octubre de 2010
BANCO DE VENEZUELA. En la isla de Margarita
Empiezo desde el antetítulo haciendo la aclaratoria, pues podría suceder que en todo el resto del país, el banco de marras, funcione como debe ser: Bien.
No me recrearé mucho en lo terrible de la cosa (son varias), solamente les recomendaré a cualesquiera de los funcionarios, directivos o a los chivos del Banco de Venezuela que se tomen un tiempito para marcar los siguientes números telefónicos: 0295 263 12 70 y 0295 261 52 19, ambos de una misma oficina situada en Porlamar, estado Nueva Esparta.
Repito, no me quejaré de nada más. Me basta con notificarles que no existe manera de que alguno de estos números telefónicos sea atendido o deje de estar ocupado. Ambos números funcionan en una especie de combinación malvada, pues se da el caso que sin importar cuál sea, repica (aah!) diez doce veces, nadie lo contesta y la llamada se cae, y en el tiempo que media entre caerse la llamada y el nuevo remarque, ya suena ocupado y así desde la ocho y media de la mañana (8:30 am), hasta las doce del medio día (12:00 m) del jueves 07 de octubre de 2010, es decir, hoy. Claro, también me pasó el día anterior y el anterior a éste, en horas distintas.
No dudo que en el resto del país los teléfonos del referido Banco, están a la orden del cliente quien confiado, marca esperando una, si no pronta, por lo menos normal contesta, aunque para ello deba esperar algunos míseros minutos.
Créanme, no soy un tipo que vive criticando cuanto hace el gobierno, tan es así que hace pocas horas, mientras llevaba a inscribir a mi hija (7:00 am), tuve un atajaperro con un taxista quien de entrada se confesó escuálido y la agarró contra Chávez por la fulana inscripción en el servicio militar. Pero cuando le dije que eso existe en todo el mundo que ellos tan solícitamente adoran, ripostó que bueno pero no es hasta los 70 años y que Diosdado es millonario, embuste le dije, repitió el ya viejo y cansón y gafo cuento de que era socio de los ranchos de chana, embuste repetí; pero hacen bonches, ¿y no tienen derecho? pregunté, no porque son socialistas, pendejo, pensé. Le dije que se calmara y le recomendé que hicieran un referendo para sacar a Chávez, me lanzó una perla: Que lo haga él, a ver si es tan arrecho (¿?) Esto y el Banco de Venezuela, debo calármelo.
No quiero distraerme, pero ya esto del los teléfonos que nadie contesta o siempre están ocupados, me ha pasado antes, no les contaré porque la vaina no es echar un cuento viejo, sino contar una desgracia reciente y terrible, pues la vaina cuando es en revolución es, con mucho, más terrible ya que nosotros estamos ahí para dar el pellejo para que todo salga fino, y en eso se nos debe ir la puta vida. No puede existir una sola oficina (esa de Porlamar) donde sucedan tan lamentables cosas: teléfonos ocupados todo el día o que nadie contesta, ¡jamás!
Ojalá alguno de los chivospatriaomuerte del Banco de Venezuela, baje hasta el mundo del pueblo y marque los números esos, 0295 263 12 70 y 0295 261 52 19 (capaz y le contestan en los dos de una), quizás en ese momento empiecen a entender los resultados de algunos procesos electorales.
No me recrearé mucho en lo terrible de la cosa (son varias), solamente les recomendaré a cualesquiera de los funcionarios, directivos o a los chivos del Banco de Venezuela que se tomen un tiempito para marcar los siguientes números telefónicos: 0295 263 12 70 y 0295 261 52 19, ambos de una misma oficina situada en Porlamar, estado Nueva Esparta.
Repito, no me quejaré de nada más. Me basta con notificarles que no existe manera de que alguno de estos números telefónicos sea atendido o deje de estar ocupado. Ambos números funcionan en una especie de combinación malvada, pues se da el caso que sin importar cuál sea, repica (aah!) diez doce veces, nadie lo contesta y la llamada se cae, y en el tiempo que media entre caerse la llamada y el nuevo remarque, ya suena ocupado y así desde la ocho y media de la mañana (8:30 am), hasta las doce del medio día (12:00 m) del jueves 07 de octubre de 2010, es decir, hoy. Claro, también me pasó el día anterior y el anterior a éste, en horas distintas.
No dudo que en el resto del país los teléfonos del referido Banco, están a la orden del cliente quien confiado, marca esperando una, si no pronta, por lo menos normal contesta, aunque para ello deba esperar algunos míseros minutos.
Créanme, no soy un tipo que vive criticando cuanto hace el gobierno, tan es así que hace pocas horas, mientras llevaba a inscribir a mi hija (7:00 am), tuve un atajaperro con un taxista quien de entrada se confesó escuálido y la agarró contra Chávez por la fulana inscripción en el servicio militar. Pero cuando le dije que eso existe en todo el mundo que ellos tan solícitamente adoran, ripostó que bueno pero no es hasta los 70 años y que Diosdado es millonario, embuste le dije, repitió el ya viejo y cansón y gafo cuento de que era socio de los ranchos de chana, embuste repetí; pero hacen bonches, ¿y no tienen derecho? pregunté, no porque son socialistas, pendejo, pensé. Le dije que se calmara y le recomendé que hicieran un referendo para sacar a Chávez, me lanzó una perla: Que lo haga él, a ver si es tan arrecho (¿?) Esto y el Banco de Venezuela, debo calármelo.
No quiero distraerme, pero ya esto del los teléfonos que nadie contesta o siempre están ocupados, me ha pasado antes, no les contaré porque la vaina no es echar un cuento viejo, sino contar una desgracia reciente y terrible, pues la vaina cuando es en revolución es, con mucho, más terrible ya que nosotros estamos ahí para dar el pellejo para que todo salga fino, y en eso se nos debe ir la puta vida. No puede existir una sola oficina (esa de Porlamar) donde sucedan tan lamentables cosas: teléfonos ocupados todo el día o que nadie contesta, ¡jamás!
Ojalá alguno de los chivospatriaomuerte del Banco de Venezuela, baje hasta el mundo del pueblo y marque los números esos, 0295 263 12 70 y 0295 261 52 19 (capaz y le contestan en los dos de una), quizás en ese momento empiecen a entender los resultados de algunos procesos electorales.
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