martes, 31 de diciembre de 2013

1814: la vez que nosotros (el pueblo pobre) tuvimos el poder


En 1814 ocurrió un hecho único en nuestra historia: el Pueblo tuvo todo el poder aunque no ejerció funciones de Gobierno.
Si nos atenemos al fetichismo territorial vigente en los esquemas románticos de siglos anteriores, según el cual el poder “se tomaba” cuando alguien lograba, con un ejército, dominar una ciudad o palacio de gobierno, el hecho que marca la conquista del poder por parte del pueblo es la entrada de José Tomás Boves y sus hordas a Caracas (16 de julio de 1814). Unos pocos días atrás, el Libertador Simón Bolívar había liberado a los caraqueños. Los había liberado de su presencia y de su mando militar, al ejecutar una acción que se conoce como “Éxodo a oriente”: el gobierno de lo que quedaba de la Segunda República evaluó lo que iba a pasarles si el pueblo alzado bajo la dirección del asturiano los encontraba en la capital, y decidió marcharse a Barcelona, donde tenían mejores auspicios (allá mismo los fueron después a capturar y a destrozar). La mitad de la población de Caracas se fue tras sus libertadores, y del horror de aquella huida se ha hablado bastante. De lo que no se ha hablado mucho es del corto gobierno de Boves (si es que puede llamarse Gobierno eso de estar 15 días en un sitio preparándose para continuar la guerra), de su breve permanencia en Caracas.
Hay autores que, para ganar indulgencia con un bolivarianismo exaltador de próceres y negador del pueblo, ha propagado la “noticia” de que Boves y los suyos (es decir, los nuestros) no sólo eran criminales sino malos gobernantes. Uy, qué asco de gestión aquella, imagínense que ni siquiera hubo preocupación por el ornato público, la reparación de aceras, el cobro de impuestos y la elección de la reina de carnaval. No es gratuito el sarcasmo: es una respuesta güevona al güevón análisis según el cual Boves defraudó a sus seguidores (los esclavos negros y pardos, la servidumbre) porque en lugar de formar un equipo de Gobierno con ellos les dio altos cargos a dos alfeñiques de la “alta sociedad”: Juan Nepomuceno Quero y el Marqués de Casa León. Uno de los autores más implacables en ese sentido es un Augusto Mijares que quiso ignorar el hecho de que 1814 no era un momento muy propicio que se diga para andar formando Gobierno, y sí para hacer una revolución social, para liberar un odio de 300 años. Cierto que Boves nombró a dos monigotes como jefes (militar y político), porque su objetivo y el de miles de seres reducidos a esclavitud no era el gobierno sino el poder, y éste sí que lo tenía. Aquella horda rabiosa no era apta para construir sociedad e instituciones sino para destruir las que había.
El Regente Heredia, testigo cercano de aquellos días caraqueños, escribió: "…podía verse a niñas delicadas, mujeres hermosísimas y matronas respetables solicitando protección hasta del zambo Palomo, un valentón de Valencia, despreciable por sus costumbres, a quien Monteverde había escogido para que siempre le acompañase". Y un siglo y medio más tarde Juan Bosch dialoga con esa visión, de esta forma: “Allí está expresado el verdadero fondo de la lucha, que era social, no política. El zambo Palomo representaba a la gran masa del pueblo, con sus costumbres ‘despreciables’ porque no había razones para que las tuviera mejores, y con el poder de las armas acampando en la altiva ciudad de los mantuanos; y las niñas delicadas y las mujeres hermosísimas encarnaban al mantuanismo vencido por la revolución social, que ya había empezado”.
Otro acontecimiento, brutal y despiadado como todo lo que ocurría en el marco de aquella rebelión popular, es también revelador de los matices de la lucha del pueblo en esos días, y destructor del mito según el cual las hordas de Boves eran “realistas” nomás porque no seguían a Bolívar. Unos días antes de aquel 16 de julio, apenas Bolívar huyó de Caracas ante la cercanía de Boves, los realistas comenzaron a preparar una fiesta de bienvenida, con misa en la catedral, fuegos artificiales y toda aquella jaladera de bolas en el mejor estilacho europeo. De pronto se supo que una avanzada de hombres de Boves llegaba por los lados de El Valle, y los blancos realistas mandaron allá a dos patiquines, disfrazados con todas las regorgallas y adornos de la realeza y el clero, para que fueran a recibirlos como autoridades del Rey en Caracas. Los soldados que venían eran negros, así que la misión del conde de La Granja y Don Manuel Marcano era darles las gracias por sus servicios PERO que no se les olvidara que los que mandan son los blancos, ¿okey? Nadie transcribió las palabras exactas que cruzaron aquellos representantes del Rey con los compinches de Boves, pero yo sí me imagino al zambo Machado pronunciando unas en perfecto malandro decimonónico: “Métete a tu rey por el hueco del culo, aquí mandamos nosotros”, y despachando de par de lanzazos a ambos patiquines.
Era un ejercicio brutal de la democracia, pero era democracia en acción: era el pueblo ejerciendo el poder. Un pueblo que no estaba preparado para ejercer el Gobierno tuvo para sí todo el poder, y el experimento fue doloroso y sangriento.
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Doscientos años después hay gente nuestra ejerciendo funciones de Gobierno, pero eso no significa que tengamos el poder. Eso de “El Gobierno es el Pueblo” funciona bien como eslogan, pero no soporta una simple comprobación en la realidad. Aquello otro de “Todo el Poder para el Pueblo” tiene aires de aspiración, reclamo y posibilidad, y además sintetiza lo que es el destino político de la humanidad: si la destrucción total no nos alcanza, los seres humanos del futuro se gobernarán a sí mismos, sin jefes ni jerarquías. Será el triunfo de la anarquía sobre las violentas y sutiles formas de dominación. Las sociedades sin Dios, propiedad ni amo: los Estados y corporaciones perderán viabilidad y serán barridos para dar paso a las formas más avanzadas de organización colectiva. La democracia directa.
En Venezuela estamos todavía en una etapa primitiva, germinal, de ese proceso de desarrollo humano. Como pueblo, hemos avanzado en organización desde 1814 pero todavía no estamos preparados para formar Gobierno. La invitación a inventarnos formas de organización comunal es un paso adelante gigantesco, que quizá sea fallido, pero trae aires contraculturales y revolucionarios: Chávez nos invitó a gobernarnos en pequeñas comunas. Esto será un experimento provechoso. Tenemops y tendremos fallas y tropiezos, pero hay que experimentarlo y lo estamos haciendo.

jueves, 7 de marzo de 2013

Con Chávez, con Sabino, con el socialismo



Gabriel Gil - Movimiento Campesino Jirajara


Ayer 5 de marzo de 2013, se cumplían varios días de intenso calor en Caracas. Pero a las 4 de la tarde comenzó a llover y una suave brisa desalojaba el sopor reverberante de cada calle, de cada vereda, de cada rincón.


Moría Hugo Chávez aproximadamente en ese mismo instante, luego de cinco horas de intensa agonía. Su fuerza cósmica, luego de su partida, continuó consintiendo a su pueblo amado y suavizó el clima para que la más trágica y desgarradora noticia fuera recibida con un poco de menos frustración. Los que estuvieron más tarde concentrados en la plaza Bolívar de la capital, confirmarán que extrañamente el cielo se puso rojo. Hugo Chávez estaba allí, se sentía su presencia.

La muerte nos hace esa vil jugada, nos golpea de cerca nuevamente,hace que el comandante deje inconclusa su obra de reconstruir nuestro país y convertirlo en una patria socialista. Estábamos bien claros que esa titánica tarea no podía ser obra de un sólo hombre sino de todo un pueblo en emancipación.


Ahora nos toca evitar que los sátrapas del presente y los granujas del pasado trunquen nuestro máximo objetivo de vida, nuestro sustantivo, EL SOCIALISMO; que estamos lejos de alcanzarlo, sino expulsamos a los cretinos burócratas  que infiltran la débil institucionalidad  revolucionaria y si no superamos la relación mercantil que el gobierno fomentó con muchos de sus partidarios. No se crea militancia revolucionaria repartiendo plata.



Ingenuamente muchos vociferamos, declaramos,gritamos a los cuatro vientos: "que la oposición apátrida, fascista y derechista no se atreva a agredir a este pueblo y su revolución"; como si ya no lo hubiesen hecho. Carajo, el domingo 3 de marzo dos sicarios contratados por terratenientes asesinaban al digno cacique Yuckpa Sabino Romero, en Tokuko, comunidad de la sierra de Perijá. La impunidad manifiesta, permitió que los seudopropietarios de la tierra, latifundistas usurpadores, concretaran el asesinato del lider indígena, muchas veces anunciada la amenaza públicamente en meses anteriores. El cineasta Carlos Azpúrrua ha manifestado tener las pruebas audiovisuales de quiénes son los autores intelectuales de este horrendo y doloroso crimen. 


Sabino se une a la lista de 272 campesinos e indígenas asesinados por latifundistas desde el 2001, año de promulgación de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, hasta la fecha. Ningún terrateniente está preso por estos crimenes y por el contrario , los tribunales han imputado a más de 2000 campesinos por delitos falsos de invasión a la "propiedad privada". Lo preocupante es que casi nadie del alto gobierno se pronuncia al respecto, no le hacen seguimiento a los hechos para hacer justicia, no hay comisión de la verdad para estos casos, se invisibilizan en los medios públicos. Un pana dijo que no hay revolución si esa revolución no protege a sus hijos.  Los cretinos cuidadores de puestos le dejaban todo el trabajo a Chávez, que no descansaba, no dormía; por eso se enfermó. Ningún mortal aguanta tal ritmo.


Reventamos a Chávez pues, ahora por dignidad nos toca reventarnos para concluir lo que está a medio camino. No para martirizarnos como él, símbolo mundial de los pueblos en lucha, sino para agilizar los procesos descolonizadores y liberadores de nuestros pueblos.


La dimensión más extraordinaria de Hugo Chávez es que actuaba como un padre con extrema preocupación  por su pueblo. Protegía a todos, incluso a muchos traidores encubiertos. Sus inmensas alas acobijaron al campesino sin tierra, a las madres del barrio, a los excluídos de la calle, al anciano le devolvió la vista y le puso una pensión digna, nos regaló libros a todos, propició la comunicación popular y apoyó la creación de radios y tv comunitarias, levantó la dignidad de todos, nos dio fuerzas para no seguir pensándonos servidumbre ni esclavos de nadie, permitió que nos reconociéramos y nos uniéramos como pobres. Es interminable la lista de acciones revolucionarias  que el comandante hizo por nosotros. 

Físicamente ya no estará acompañándonos, cósmicamente si. Políticamente también, porque hay miles de documentos testimoniales para estudiar su pensamiento. Chávez es nuestro líder, seguirá marcando nuestro camino al Sur, EL SOCIALISMO, a pesar de su muerte prematura.

Hoy marchamos más de siete horas al lado de su féretro llorando, con un dolor que lacerará nuestras almas siempre. Mañana jueves lloraremos más en su capilla ardiente.

Chávez somos todos unidos. Socialismo o nada es la consigna. Y eso no se logrará si cometemos el error nuevamente de creer que podemos conciliar con nuestros enemigos de clase, con la derecha, con el fascismo. No a los ricos, si a los pobres. 

domingo, 3 de marzo de 2013


Asesinaron hoy 3/3/2013 al Cacique Yukpa Sabino Romero.

El cacique Sabino Romero, dirigente del movimiento indígena, fue asesinado esta noche por sicarios, en la carretera del Tukuko, en la Sierra de Perijá, dejando herida, además, a su esposa Lucía.

El cadáver de Romero, quien tenía medidas de protección de derechos humanos, sigue tendido en el pavimento, a la espera de que se acerquen organismos de seguridad.
Su padre fue asesinado por los mismos motivos y hasta la fecha, en 2013, van 13 yukpas muertos por sicariato, de acuerdo con datos del Centro de Derechos Humanos de la Ucab.

¡Solidaridad con el Pueblo Yukpa!
¡Basta de Impunidad!