viernes, 15 de mayo de 2009

José Leonardo Chirino resistencia y cimarronaje

Jorge Guerrero Veloz

La Toma, estado Falcón

10 de mayo de 2006

Del José Leonardo Chirino del que les voy a hablar es el que me presentó el maestro del pueblo y cronista oral de esta región de la sierra falconiana, Juan Ramón Lugo, que, desde su conciencia y palabra sabía, me enseñó a conocerlo desde su trabajo por la recuperación de la memoria histórica y colectiva de estos pueblos —y el aporte que, a su vez, hicieron las africanas y africanos y sus descendientes, la reivindicación de la gesta libertaria de Chirino— en su libro “200 años de olvido” y su lucha por llevarlo simbólicamente al panteón nacional con un grupo de amigos.

De igual manera, la reconstrucción de la ruta heroica desde Caujarao a Macanillas, José Leonardo el que está sembrado en hombres, mujeres, niños y niñas de la sierra, en los cantos de los salveros, en cuentos, poesías y que su espíritu anda todavía en los espacios naturales de Falcón.

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Para poder profundizar en Chirino tenemos que quitarle la etiqueta de esclavo y la de zambo (conceptos coloniales que se inventaron para clasificar a los segmentos civilizatorios originarios de este continente y a los africanos). Voy a hacer referencia a hombres, mujeres y niños y me ubico en el hombre, en el ser humano para comprender su aptitud frente a las adversidades ante las cuales estaba sometido por esa empresa triangular; es decir, el colonialismo, la esclavitud y el tráfico de seres humanos impuestos por los imperios de la época.

Esto me traslada al África Subsahariana, donde hombres, mujeres y niños se opusieron en todo momento al secuestro, desde su tierra natal, con los fines por todos conocidos: esclavizarlos con el propósito de usarlos como mano de obra productiva en las plantaciones, haciendas, perlerías, para hacer trabajos domésticos, etc.

Desde nuestra conciencia crítica, memoria y saber histórico no vamos a hablar de estos hechos repudiables, más bien hablaremos de las resistencias que se dieron en territorio africano contra este tipo de prácticas, justificadas por los colonialistas y sus leyes, y reforzadas por la iglesia católica. Esto quiere decir que poco o nada se habla de los procesos de resistencia y liberación que se efectuaron durante esos años de capturas, guerras y razzias en ese continente.

Para la fecha y antes de la gesta libertaria de José Leonardo Chirino, en África existió resistencia por parte de los diferentes grupos étnicos que la componen; la historia de estos países está llena de luchas, rebeliones y movimientos por la libertad. Para citar algunos ejemplos: el relato de Diogo Gómez, nos informa que los portugueses

26 que se encontraban en las proximidades de Cabo Verde y las islas de Guineas, fueron detenidos en su tentativa de trata esclavista por los hombres de Besagichi, quienes los recibieron con flechas envenenadas y quemaron algunas carabelas; esto pasaba a mediados del siglo XVI cuando el sistema empezaba a instalarse. Los jaga son unos guerreros fuertemente organizados en el plano político, religioso y militar que operan a partir de quilombos que invaden el Congo y devastan el país en el advenimiento de Álvaro I (1568-1587), su invasión desorganizó la estructura portuguesa de la trata esclavista.

En la región de Cabo Verde se habla de rebeliones en Cachue, en 1661. Podríamos decir que la acción de los jaga es una respuesta de África a la trata esclavista, como la resistencia de Ana Nsinga en el Congo y su liderazgo. En 1574, la rebelión de los angoleses cuyo cuartel general era el Pico de Mocambo, en el centro de la isla, se prolongó hasta 1596, conducido por su jefe ya legendario Amador. En 1709, los documentos señalan la participación y desarrollo de una acción paralelamente a una invasión de corsarios franceses y liberan al pueblo de San Jorge de Mina.

Los angoleses continúan inquietando a la población invasora, obtienen cartas patente que les aseguran una cierta autonomía, su jefe y sus lugartenientes son respetados. Resistencias a bordo de los barcos y numerosas rebeliones estallaron en los buques que transportaban, desde África hasta América, a hombres, mujeres y niños en calidad de secuestrados. Pocos viajes terminaron sin que los africanos

27 encerrados en las bodegas intentaran liberarse, muchos de ellos preferían la muerte a la esclavitud y las fuentes revelan innumerables formas de suicidio. Otra de las resistencias se efectuó en el campo jurídico. Como ejemplo tenemos el barco “Amistad” y el liderazgo de Cinque en los EE UU, a quien tuvieron que darle la libertad —después de varias luchas en tribunales y en la Corte Suprema de Justicia— y regresarlos al África.

De igual manera, la historia del continente africano, originalmente conocido como AbyAyala, y el espacio Caribe está llena de rebeliones, luchas, resistencias y cimarronajes; como ejemplo, podríamos citar que aquí, en Venezuela, somos los creadores de los primeros cumbes, partiendo de 1552 con el Rey Miguel de Buria. Así mismo, existieron palenques y quilombos, igualmente en Puerto Rico, en 1527; en Cuba, en 1538; en México, Veracruz, en 1560; en Jamaica, con Leonardo Parkinson. En los Estados Unidos, a partir de la época de las 13 colonias, en 1663; en 1687, en Virginia, New York, Carolina del Norte, Georgia, Alabama, etc. En Colombia, con Benko Bioho; en Santo Domingo, de 1522 a 1786 se registraron no menos de ocho grandes movimientos de resistencia y rebeliones, debido al cimarronaje, el más célebre de estos movimientos permanece asociado al nombre del jefe cimarrón Mackandal. En Brasil, con el Zumbi y el quilombo de Palmares, donde se constituyó y se desarrolló la famosa federación de Palmares, que subsistió durante todo el siglo XVIII y que, para algunos, formó una República fuerte organizada. Una situación semejante se suscitó en Surinam y Guyana. En Haití, el primer país libre de América, su victoria militar sobre el colonialismo fue comandada por los afrodescendientes

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Toussaint Louverture, Alexandre Pétion y Dassalines entre otros que en su momento contribuyeron con la independencia de Venezuela y plantearon un modelo de República distinto al de los franceses e ingleses, basado en conceptos e ideales legítimos, con una visión más humana que se devela en una carta enviada a Napoleón Bonaparte. Tal documento dice:

“...lo que queremos no es una libertad

de circunstancia concedida a nosotros

solos, sino la adopción absoluta de

que todo hombre nacido rojo, negro, o

blanco, no pueden ser propietarios de

un semejante. Somos libres hoy porque

somos los más fuertes...”

Tousassant Louverture.

Retomando las resistencias en nuestro país, tenemos que considerar la de Andrés López de Rosario (Andresote) en 1732, en lo que se conoce hoy como municipio Veroes, en el estado Yaracuy. Ése fue el primer levantamiento antimonopolista en la historia de Venezuela contra la compañía Guipuzcoana. En 1749, la rebelión de los congos y los loangos, desde los Valles del Tuy y la ciudad de Caracas. En Barlovento, con Guillermo Rivas en 1768, donde se construyó el cumbe de Ocoyta, lo que hoy es el municipio Acevedo. También en Barlovento, Miguel Jerónimo Guacamaya construyó el cumbe de Taguaza; todas estas rebeliones contaron con mujeres cimarronas y alianzas con los indígenas que sufrían la misma situación.

Con todo esto quiero decir de dónde viene José Leonardo Chirino y qué encarna, qué representa,

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tomando en cuenta que, desde 1770 o antes, existía el cumbe la Chapa, espacio donde se vivía en libertad. Su organización permitía hacer estrategias para enfrentar la colonización y el sistema esclavista. Estos sucesos, centrados en el hombre de origen africano y sus descendientes, ponen en evidencia que jamás aceptó vivir en esclavitud, y el cimarronaje toma una importancia decisiva en cuanto al rechazo del sistema esclavista. Es necesario establecer estas coordenadas para poder entender la gesta libertaria de Chirino y contextualizarla.

También hay que aclarar que no se puede seguir afirmando, señalando y simplificando la participación de hombres, mujeres y niños de origen africanos con denominaciones como “los esclavos negros” o “los negros esclavos”, porque el estado natural del hombre africano no era el de esclavo; en África no existía ningún país que estuviera produciendo esclavos, ésta no era su naturaleza, por eso cuando hablamos de esclavizados y esclavizadas implica una responsabilidad histórica con quiénes cometieron estos actos. Es también importante decir que África es la cuna de la humanidad y, por ende, de las civilizaciones.

En este sentido, nos asiste el poder de las consecuencias. Todos sabemos quiénes tuvieron y tienen el poder de las causas. Entonces, José Leonardo y sus compañeros, como Cocofio, un curandero y guía espiritual, y José Caridad González eran portadores de códigos, símbolos de libertad, solidaridad, resistencia, lucha y entendimiento de su cultura originaria que les permitió, en su momento, construir un movimiento independentista con la inteligencia política, militar y 30 social de Chirino; establecer alianzas con los indígenas caquetíos de la zona y preparar un ejército con estrategias de guerra de guerrilla y guerras asimétricas para conseguir la libertad de estos pueblos, con un modelo distinto, fundamentado en los valores más sagrados de los seres humanos, como lo son la justicia y la dignidad.

También tenemos que resaltar que este movimiento de liberación era portador de una bandera morada y me atrevería a decir que esta fue la primera bandera que se levantó contra la dominación y el colonialismo total del imperio español. Aquí se demuestra que estos acontecimientos de gran importancia para Venezuela, el continente y el mundo, no se pueden asociar a la Revolución Francesa como permanentemente lo ha estado haciendo la historiografía oficial y los historiadores positivistas y eurocentristas que, en su afán de mezquindad, con sus prejuicios racistas y discriminatorios, no reconocen estos hechos para incorporarlos en la historia nacional. Esta gesta independentista fue una vigorosa afirmación de la identidad de la diáspora africana que contribuyó a forjar el concepto universal de la humanidad. En estos tiempos de cambios y transformaciones, necesario es que nos reconozcamos en José Leonardo Chirino por el mensaje que nos dejó; debemos estar alerta y mantenernos cimarroneando y en resistencia contra toda intención de dominación y colonialismo.

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La filosofía africana dice: “Las viejas palabras intercambiadas, olvídalas. Ahora es tu nombre lo que hay que conservar, porque se viene al mundo para hacerse con un nombre. Si naces, creces y mueres sin tener nombre, has venido para nada, has partido para nada”. Este no es el caso de José Leonardo Chirino y Juan Ramón Lugo.

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