El sábado 5 de diciembre se cumplen 195 años (Urica, 1814) de la muerte en combate de José Tomás Boves, el Taita de todos nosotros, los que creemos que las luchas del pueblo van a salvar a Venezuela y a la humanidad. En San Diego (Carabobo), en esta fecha, se lleva a cabo un homenaje a su memoria. Por el momento es una ceremonia cerrada, con gente de Misión Boves, El Cayapo y familiares y allegados.
El evento homenajea al Taita así: enterramos a la cachama recordando el entierro del Taita, se le llora como en cualquier velorio, se le cantan coplas improvisadas (los que quieran hacerlo, junto con los cantores y grupos musicales presentes). Pero la cachama no la vamos a perder (como no perdemos nunca al taita Boves) y el entierro no es en una fosa muerta. La cachama va preparada y el hueco es un fogón hecho ahí en el suelo, la cachama va envuelta en hojas de plátano; la leña y la candela se le ponen arriba. Tres horas después la cachama es desenterrada, como desenterramos el espíritu de José Tomás en este tiempo, y nos comemos esa verga, que es una forma de integrarlo a nosotros. Celebramos el desentierro de la cachama porque simboliza el desentierro histórico de Boves, su integración a la lucha actual del pueblo oprimido.
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Urica simboliza el cómo podemos andar por la vida sin jefes. En esa batalla, Boves murió pero su gente siguió adelante y ganó la batalla. Metáfora del ser humano libertario y en libertad, José Tomás Boves merecverá este sábado nuestra recordación y nuestra construcción de un mundo sin explotadores ni explotados.
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