Y es que de verdad, nunca me lo he topado por mi barrio. Miento, un 25 de julio, aniversario del natalicio del General Santiago Mariño, ése día colocó una ofrenda floral y se fue. La otra fue el viernes 27 de agosto de 2010, no hace mucho, un día antes de la visita del comandante Chávez, pasó raudo y veloz en una flamante camionetota, de esas de doble cabina y color fulgurante. En ambos casos eran tiempos de campaña y en ambos casos, él era el candidato.
No logro entender cómo es la vaina con eso de ser candidato, o mejor dicho con eso de ser líder de un pueblo de gente que se caracteriza por ser uno de los pueblos con la gente más jodedora y chistosa que tenga Venezuela. Por el contrario, William Fariñas es uno de los hombres más insípidos que he visto, no sabe echar un chiste malo, no tiene gracia ni carisma ni simpatía ni don de nada de lo atribuible a un líder de un proceso revolucionario. William Fariñas es un tipo gris.
Le gusta que le digan comandante. Su máximo logro pareciera ser amigo de Chávez y solo con eso él jura que será electo algo, de hecho ha dado muestras de una de las mayores demostraciones de candidez en la política venezolana, cree el susodicho comandante que por ser amigo de Chávez, tiene el mandado hecho. No aprendió de la elección pasada. No entendió el mensaje, y es posible que no sepa que hubo un mensaje.
Desde una carroza o desde una emisora de radio no se gana ninguna elección, por lo menos por ahora, en estos tiempos de cambios. Caminar, tocar, ver a los ojos, hablarle a la gente mirándoles a la cara, es necesario y vital.
Es la segunda vez que William Fariñas es candidato y esta segunda vez no es mejor que la primera. Simplemente no está en ninguna parte, no se le ve. No se le oye, no se le siente, no se capta su mensaje ni su imagen. Desaparecido y callado.
Esta reflexión surge porque ya he tenido la desagradable oportunidad de toparme en par de oportunidades con el otro candidato, que como verán tampoco es un gran despliegue, pero el caso es que el nuestro no está por ninguna parte. Nunca he querido hacer comentarios públicos sobre los múltiples defectos que veo en el señor William Fariñas, amigos me han criticado, pero el caso es que no he fallado en mis apreciaciones, no tiene capacidad, no motoriza no mueve emociones es insípido y gris. No ganará y no ganó, ahora la cosa es distinta, podría salir, mas no ganar. Posiblemente saldrá electo por virtud de una vieja trampa adeca, la cual los revolucionarios han adoptado con mucha complacencia y satisfactorios resultados. De no ser así, este gris comandante no ganaría nada.
Coraje se necesita para entender ciertas señales del pueblo. Eso también define a un buen líder.
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