jueves, 12 de noviembre de 2009

La situación de la comunidad yukpa de Shaktapa no es un caso aislado

Diego Sequera - Misión Boves


Hasta donde estamos informados, Sabino Romero Izarra se encuentra detenido, incomunicado y médicamente desatendido de forma irregular en el Fuerte Caribe del Municipio La Villa en el estado Zulia. Tras los terribles acontecimientos del 13 de octubre, día en que Sabino (Cacique de Shaktapa) y Olegario Romero (de Guamo Pamocha) se enfrentan, consumando la tragedia más reciente de la historia de los habitantes de la cuenca del Río Yaza. Evert Romero (20 años), yerno de Sabino, y Mireya Romero (de 17) mueren producto de los disparos de Olegario y el mismo Evert, así como Marilis Romero (de 9, hija de Sabino), Edinson Romero (sobrino de Sabino) y el mismo Sabino que también resultó herido, si nos atenemos a fuentes como Última Noticias que en su reportaje del 18-10-09 reduce el conflicto a un rollo de comadres armadas. A este punto de la historia parece inadmisible tomar a todas las partes del conflicto perijanero por igual —los ganaderos, los parceleros, los desplazados colombianos, los militares y la Guardia Nacional, la Comisión de Demarcación, las comunidades yukpa de los centro pilotos que apoyan el plan gubernamental y las que críticamente no aceptan el modo en que se ha llevado a cabo en el Río Yaza— : la confusión generada por los diversos enfoques dan la impronta del grueso cúmulo de intereses en la zona. Y lo cierto es que tras la entrega de títulos de tierra el 12 de octubre el conflicto se ha recrudecido, dos jóvenes de la comunidad murieron producto del conflicto, dos niños resultaron malheridos, el conflicto se enreda y se enrarece aún más y el único imputado en el caso hasta ahora es Sabino Romero Izarra.

Rebobinando

Desde principios de 2008, Temas Venezuela ha desarrollado un seguimiento sostenido a la situación de los pueblos yukpa de la cuenca del Río Yaza. De hecho, el primer encuentro, la primera conversación con este semanario, fue realizada entre miembros de la redacción y los caciques Sabino y Olegario en calidad de aliados, porque así fue hasta hace muy poco: las reivindicaciones para ese momento eran las mismas que hasta el día de hoy, al menos la comunidad de Shaktapa sostiene: autodemarcación, pago a las bienhechurías de los hacendados ocupantes y saneamiento del territorio ancestral yukpa. Para el momento, el enconamiento de los “propietarios” de la zona, en particular la familia Vargas era afincado y gozaba –como hasta el día de hoy– de la complicidad de la Guardia y el mando militar del Fuerte Macoa de Machiques, así como de parceleros haciendo las veces de esbirros y de la Gobernación de Machiques controlada por la asociación ganadera Ganaderos de Machiques (GADEMA), que constantemente ejercen amenaza y presión en particular contra Sabino. A todo esto se le deben agregar los vigentes intereses de las trasnacionales mineras, dada la riqueza mineral de la zona, carbón y fosfato en especial. Cuyas concesiones no han sido derogadas a pesar de que desde el 2006 el presidente Chávez paró en seco los proyectos de explotación carbonífera en el Zulia.

Pero si tenemos que establecer un arco cronológico de la actual etapa de la situación, debemos tomar como punto de partida los acontecimientos del 22 de julio de 2008, cuando José Manuel Romero, centenario padre de Sabino y Atancha (sabio) de la comunidad muere a consecuencia de una golpiza propinada por Alejandro Chávez Vargas y sus esbirros trabajadores de la finca Kusare, “propiedad” del primero. Ya pare ese momento el trabajo de “visibilización” realizado por medios alternativos y comunitarios junto a colectivos militantes lograban hacer que la situación tuviera eco en Caracas. Desde la muerte de José Manuel, se agudiza la situación en general y el roce entre las partes se acentúa. Sin embargo, a pesar de numerosos episodios de agresiones e intimidaciones por parte de los factores de poder en la zona en los que los efectivos del ejército y la Guardia, bajo las órdenes del General Izquierdo Torres cobran un papel injustificable a favor del latifundio y el 22 de agosto del año pasado se produce un sonado enfrentamiento entre las organizaciones, los medios comunitarios y la comunidad yukpa de la zona –Olegario y la gente de Guamo Pamocha entre ellos- por un lado y por el otro la Guardia y el Ejército, el 24 de agosto el presidente Chávez desde la transmisión del Aló, Presidente en Petare fija la posición del gobierno junto a la causa yukpa. Tras un largo proceso burocrático, la Comisión de Demarcación designada para la zona comienza su ejercicio en noviembre de 2008 y desde entonces las fricciones comienzan a producirse especialmente entre la Comisión y las comunidades del Río Yaza. Sobre todo en lo que respecta a la demarcación territorial, punto de honor no solo de los yukpa de Shaktapa, sino también de wayúus, añús, barí, y los pueblos originarios del oriente y suroriente del país, como reportamos en noviembre de 2008 en este mismo semanario. La vía correcta, para ellos, pasa por la autodemarcación, y el diseño de la Comisión no ha seguido estas pautas, por ejemplo, reduciendo la extensión y defendiendo título de tierras de una antigüedad cuestionable, ya que data de 1824 o 1848 según las versión sostenida por Mauro Carrero, miembro de la Comisión y secretario regional de Bandera Roja en el Zulia (Últimas Noticias, 11-10-09), alegando que la titularidad de las tierras corresponden a un tal general Jorge Sutherland, como si cualquiera de estos documentos dejara de narrar el saqueo y el despojo a los pueblos originarios del Perijá.

Por otro lado, desde la comunidad de Shaktapa denuncian constantes reuniones de Olegario Romero con militares en Fuerte Macoa, así como con otros factores de las inmediaciones. Matriz que se fortalece con la clásica actuación de las mafias locales.

Sabino es constantemente acusado de “radical” y “purista” por negarse a asumir modos de organización social ajenos a lo que dicta la tradición cultural yukpa. Pero así como en los restantes Centros Pilotos de la zona decidieron asumir esa forma, con todo derecho, Sabino y la comunidad de Shaktapa tienen el de organizarse de acuerdo a su historia e identidad. Pero a todas luces, contrario a lo que piensa la vocería gubernamental en sostener el caso Shaktapa despojado del curso histórico, este no es un caso aislado.

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Sabino es constantemente acusado de “radical” y “purista” por negarse a asumir modos de organización social ajenos a lo que dicta la tradición cultural yukpa. Pero así como en los restantes Centros Pilotos de la zona decidieron asumir esa forma, con todo derecho, Sabino y la comunidad de Shaktapa tienen el de organizarse de acuerdo a su historia e identidad. Pero a todas luces, contrario a lo que piensa la vocería gubernamental en sostener el caso Shaktapa este no es un caso aislado. Y pertenece al profuso, prolongado, sostenido e indetenible transcurso histórico.

Para concluir con el relato de la semana pasada, desde la comunidad de Shaktapa denuncian constantes reuniones de Olegario Romero con militares en Fuerte Macoa, así como con otros factores de las inmediaciones. Matriz que se fortalece con la clásica actuación de las mafias locales. Lo que tiene más sentido ante la matriz “conciliadora” desarrollada por el periodista César Bátiz para su nota en Últimas Noticias del 19-10-09.

Mientras tanto, la madeja de discursos

El discurso asumido por un nutrido grupo de la izquierda—al obviar a los ganaderos, a las mafias y el gobierno zuliano, todo el historial regional, y por otro lado declarando la total culpabilidad del gobierno, de Chávez, que terrorismo de Estado, cuando la gran mayoría, salvo un par de grupos que más bien fallan en las otras reivindicaciones del campo en general, han operado con el mismo coyunturalismo dialéctico de los demás sectores del panorama política nacional, apelando al análisis sesgado producto de la indignación, sí, pero incompletos. La derecha zuliana, los ganaderos asesinos, callan. Nadie está enjuiciado ni se ha hecho nada cercano a la justicia en el caso de José Manuel Romero Izarra, y Sabino se le imputa con dudosísima celeridad, siendo el único imputado por los acontecimientos del 13 de octubre. Pero el marasmo es grande y las claves se pierden, se disuelven, se liquidan. Esta lucha nunca fue acompañada como es: la ambigüedad de la Sociedad Homo et Natura dispersa, los chamos de Ojos Rojos Percepción Colectiva acompañaron duro en la medida de sus muy escasas posibilidades y errores tácticos, y era inevitable que las fuerzas activas en la situación los superara por completo.

Pero el desempeño del gobierno es intraducible, torpe, burocrático. Se hace incomunicable a punta de categorías desvencijadas del capitalismo, falencias ideológicas, argumentos flojos, irregularidades (la presencia de Mauro Carrero de Bandera Roja en la Comisión de Demarcación, por ejemplo). Porque no solo operan las contradicciones tradicionales de un Estado que padece los frenos de su superestructura ante el adelanto de la situación social, sino que en este muy particular caso los códigos organizacionales del Estado occidental y el socialismo, herencia del iluminismo y las revoluciones burguesas europeas y eurocéntricas del siglo XIX son lamentablemente incompatibles con los códigos y modos tradicionales yukpa. Lo que viene a presentar el nervio de todo este conflicto, y el punto central de la lucha de Sabino y la comunidad de Shaktapa.

¿Cómo puede ser un caso asilado?

No es un caso aislado por más que la dioptría política de los políticos que integraron la fracasada comisión se empecinen en desmarcarse en su propio desmedro, además, de los acontecimientos del 13 de octubre, producto del malestar de los resultados. La matriz del caso aislado se limita a la gestión de la Comisión de Demarcación, con todo lo que implica de dioptría política, de burocratismo, de intereses velados. Cosa que malogra al mismo gobierno y establece contrasentidos a lo interno del tejido social, y por encima de todo, confirma el poco éxito alcanzado por la Comisión; una de las partes involucradas sigue afectada. Pero no es un caso aislado. Existe una clara y abierta guerra silenciosa contra cualquier expresión consistente del movimiento popular. No es un caso aislado lo de Shaktapa y se entronca con el resto del paisaje de complicaciones, puntos muertos, burocratismo, lisa ignorancia, impunidad y relativización de derechos humanos. Y no todo corre por cuenta del gobierno por más que quieran vender la idea tirios y troyanos. No es un caso aislado el de Shaktapa del de Mairim Delgado, militante del PSUV y estudiante de educación que denuncia –y ratifica la denuncia– de haber sido detenida y torturada por la Disip. No es un caso aislado como tampoco son los casos de los dirigentes agrarios Nelson López de Yaracuy y de José Pimentel (dos en lo que va de año, actualmente en coma), como tampoco lo es el más reciente en el campo: el de Javier Martínez, de un tiro en a cabeza en el Municipio Veroes en Yaracuy, los tres enmarcados en el proceso de rescates de tierra. No es un caso aislado de los estudiantes de izquierda asesinados —como el de Yuban Ortega, del Técnico de Ejido-, porque de la derecha, ni uno (¿por qué?). No es un caso aislado del asesinato del jefe del Plan Caracas Segura, mayor Delio Hernández o del más reciente asesinato del Secretario General del Consejo Legislativo del estado Miranda (CLEM), Gustavo González, opositor del partido UNT. Todos estos asesinatos tienen el perfil del sicariato paramilitarizado, a pesar de las pretensiones generalizadas de reflejar al gobierno en su conjunto como culpable. Culpable de negligencias y tibiezas sí, responsable, difícilmente. Y esto puede tomarse como especulación, u opinión personal, si prefieren.

Lo mismo los agentes del DAS capturados recientemente.

Sabino continental

Y, mientras tanto, los ganaderos callan mientras todos gritan y hacen suya su parte de la historia dejando mudo a Sabino. La pugna de matrices es lamentable. Ninguna se para sola, ni la de la izquierda, de la derecha ni la del gobierno. Es un hecho desnudo: la lucha por la tierra ancestrales, las luchas más claras contra el capital en todo el continente que, pensando con Theotonio Dos Santos, superan en consistencia a los discursos proletarios industriales, devaluados desde los años 80 del siglo pasado. El caso Shaktapa es expresión local de lo que ocurre en Colombia con la Minga Indígena, con los Mapuches chilenos, los Lenca hondureños, la amazonía peruana, los Aymara y Quechua en Bolivia y Ecuador. El funcionamiento tradicional del estado llega a su límite, y las transformaciones son obligatorias y sobreviene el miedo. El terror de clase, el “hasta aquí llegamos”, la adjetivación exacerbada. La necesaria transformación para superar la situación o el genocidio para preservar los privilegios. Se dispara un dispositivo en los resortes y estructuras del estado burgués y ocurre lo que claramente ilustra el pensador palacio Zygmunt Bauman: Uno de los primeros servicios que la clase marginada brinda a la opulenta sociedad actual es la posibilidad de absorber los temores que ya no apuntan hacia un temible enemigo externo. La clase marginada es el enemigo en casa, que ocupa el lugar de la amenaza externa como el fármaco que restablecerá la cordura colectiva; válvula de seguridad para aliviar las tensiones originadas de la inseguridad industrial. (tomado de Trabajo, consumismo y nuevos pobres). Un reflejo todavía no superado en la gestión la estructura estatal, y que torna la balanza a las inconsistencias de la clase media.

Conclusión abrupta

¿Cuáles son las principales amenazas para la patria y el proceso revolucionario?: el burocratismo y la corrupción enquistada, erigiendo las mafias de la cuarta república; violación a nuestra soberanía por un país vecino, los gobiernos regionales pro oligarquía, pro privatización, pro secesión; racismo, sicariato, narcotráfico, violencia estructural de cuerpos represivos descompuestos y viciados, la coacción poblacional, el paramilitarismo, el miedo, y finalmente el imperialismo y sus intereses. Todos confluyen con la misma intensidad en el Zulia, Sabino es la primera piedra de tranca real y simbólica, y hay que eliminarlo. Tal es el grado de intensificación de la lucha, en especial en las periferias del poder donde la correlación de fuerza favorece a las mafias regionales y la influencia del centro disminuye: ahí se ve con mayor claridad la lucha de clases, la situación revolucionaria: ahí también mayor es el peligro.

Marx, citando a Hegel, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte, sostiene que “los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa”. A las puertas del Bicentenario, de la pugna entre el encubrimiento del principal agente propulsora del cambio –el mismo pueblo descalzo de siempre- o la oligarquía criolla, debemos plantearnos la pregunta de cuál será nuestro rumbo. Existen soluciones, comienza con escuchar con humildad las demandas ancestrales de Shaktapa. Y actuar, humildemente, en consecuencia.

Indefectiblemente, no es un caso aislado.

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