miércoles, 16 de junio de 2010

TERRIBLE

Solemos dejar, abandonar, ignorar, olvidar, negar, relegar, criticar, alejar, condenar, reprender, desertar, desterrar, desistir de, castigar, rechazar, confinar, renunciar a, sancionar, amonestar, escarmentar, tachar, borrar, ahuyentar, reprochar, dimitir, apartar, separar, aislar, excluir, plantar, reprobar, desatender, retirar, penar, desviar, proscribir, deponer, ceder, desconocer, dejar de lado, quitar el habla, aplicar la ley del hielo, no dirigirle ni siquiera una piche mirada, no tomar en cuenta pero para nada, dejar tirado a un lado para finalmente, hacer borrón y cuenta nueva, con todo lo malo.
Así solemos actuar ante conductas que no compartimos ni aprobamos. En la mayoría de los casos, sin importar quién o quiénes incurran en las graves pifias que nos negamos a secundar, aunque sea con un silencio cómplice y alcahuete. Cortamos y ya. No me la calo y punto. Eso es lo correcto, lo moralmente aceptado y obligado. Eso nos exige la dignidad plebeya, popular, populachera y vulgar.
Ahora bien. Si a los pata en el suelo ordinarios y chavistas, para más inri, nos da por dar matica de café, corte y ya, cambio y fuera, por qué sinrazón, a los escuálidos les da por solidarizarse con cuanto rufián decide alinearse en contra de la dignidad, honestidad y/o respeto por lo ajeno?
Ladrones, violadores, estafadores, asesinos, atracadores, embusteros, corruptos, especuladores, acaparadores, matraqueros, militantes de la más extrema derecha, fascistas, militantes de la más extrema izquierda, racistas, golpistas, conspiradores, traidores, oportunistas, vende patria, etcétera, etcétera, forman parte del grupo de los líderes del oposicionismo.
Bien sea que estén en dicha posición desde hace tiempo o sean líderes por generación espontánea, es decir, se erigen en tales, justo al momento de cometer algún ilícito que los catapulta a la condición de héroe de las escuálidas, desaforadas e irracionales falanges de las distintas oposiciones que sufre, sobre todo, el pueblo.
Esta conducta va más allá del disociado sicótico o el escuálido loco. Es una conducta que debe ser tomada muy en cuenta por las autoridades. Personas que se desprenden de los valores normales dentro de una familia y una sociedad, para aliarse de manera irracional, con una delincuencia que les ataca y perjudica, luego agreden a quienes acuden en su ayuda.
Pendejos.

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