miércoles, 2 de febrero de 2011

Mala leche

Juan Carlos León
Se supone que cuando uno se mete en vainas, está dispuesto a aparecer en vainas. Susto? Sí, como no, pero si la vaina me gusta, le echo igual bolas aunque me dé miedo. Más o menos así funciona la cosa. La lógica humana, pues.
Ahora bien, las cárceles se han hecho ancestralmente para joder al que jode, aunque esta máxima no siempre se cumple, sobre todo si eres sendo pela bola. Pero por ahí va la vaina. Digo esto porque quien, por decir algo, atraca o roba, se enfrenta a una posibilidad de caer preso. En razón de lo cual, el atracador o ladrón, guardará algo del botín para el otro ladrón, es decir, el abogado. También andará por ahí, mentalmente ganado pa´la cana.
Esto último, y solo esto último, no tendría por qué ser muy distinto, para quien se enfrenta a una dictadura. Sobre todo si es una dictadura terrible con un gorilota y tal. A ese comportamiento medio suicida le llaman valentía, coraje, arrojo o claridad política, también hay quienes le dice, tener bolas. Por acá por estas bolivarianas tierras se han visto casos.
Hay quienes datan la última dictadura con un pocotón de años, y no sé porqué será se me antojan como muchos. Otros, se atreven a decir que estamos inmersos en plena dictadura.
A estos últimos especímenes es a quienes quiero referirme.
Nada menos heroico que llorar o hacer berrinches, poco varoniles o femeniles, según sea el caso, cuando el mundo se te pone chiquitico con la dictadura de marras que estás “combatiendo”. Y es que justo en ese momento, cuando los esbirros entran a tu casa a pleno día y con una orden de un juez, o te agarran en la calle también en pleno día y con un montón de curiosos viendo la vaina, o cuando te citan por ladrón (que dictadura tan loca esta), es cuando debemos enverracarnos hermano e ir a las mismísimas mazmorras del régimen pletóricos de orgullo, no joda!
Visto el berrinche, me entra como una angustia cuando veo esas cosas del acontecer político nacional. Y es que a mí me jodieron todo; a mí me dijeron que la vaina de ir encanado era parte de la jugada por la libertad y que debíamos estar ganados para asumir semejante circunstancia con toda la dignidad posible. Asumir con coraje y valentía semejante vaina, coñaza incluida.
Conclusión: alguien miente.
Y es que no puede ser que ninguno de los carajos que lucha en contra de la dictadura de Chávez, pero ninguno, tenga las bolas suficientes como para aguantar una simple cana con alguito de dignidad. O no están ganados para luchar o aquí no hay dictadura un coño.
Y es que hay algunas coincidencias que obviamente se prestan para nuestras sospechas. Todos los involucrados en problemas con la justicia tienen un elemento común (aparte de gritar que luchan en contra de la dictadura de Chávez) sin importar si son periodistas, militares, juezas, políticos, comerciantes, industriales, estudiantes: son ladrones, es decir, el dinero mal habido es la causa fundamental de sus devaneos legales. Un pequeño porcentaje, no por ello menos peligrosos, son asesinos, violadores, terroristas y algunos pederastas que no han logrado ser pillados (diría un buen cristiano, Dios tarda pero no olvida). Todas estas causas nada vinculadas ni de lejos con luchas anti dictatoriales, para nada.
Ahora bien, como hemos visto las causas se diferencian poco, se unifican en que todas son absolutamente despreciables. Otro punto de coincidencia es que todo aquel que se dice luchar, es un redomado cobarde. Hombre, mujer, joven, mayorcito todos tienen los mismos ataques de pánico, se desmayan, la tensión, el corazón, los nervios, la cagueta, la taquicardia, la cadena y el candado pero en el balcón de la casa, etcétera. No hay uno, ni uno solo que demuestre cojones y diga yo sí y punto. Todos corren al refugio de la política, de la mala política. Qué mala leche.

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