miércoles, 14 de octubre de 2009

Declaración de guerra a muerte



David Segarra
Documentalista

12 de octubre de 2009, Día de la Resistencia Indígena en Venezuela. 13 de octubre de 2009, la familia del cacique indígena Sabino Romero es acribillida. En las primeras horas de la noche asesinan a su yerno. Su hijita de 11 años recibe una bala en la espalda y muere. A su sobrino la bala le entra en la pierna. Y Sabino se debate entre la vida y la muerte con tres balas en su cuerpo. Su hijo está desaparecido. Ya hace meses mataron a golpes a uno de los hombres más viejos del país: el padre de Sabino.

¿El móvil del crimen? Los indios eran ladrones de ganado. Los ganaderos acusan a los indios de robarles sus vacas. Los ganaderos que en los 50 y 60 incendiaron selvas y tumbaron bohíos con sus indios dentro, los que robaron a punta de fusil y matanza los territorios Yukpa y Barí, los acusan de ladrones. Y hoy como ayer pagan a sicarios colombianos y venezolanos, los pobres entre los pobres para que hagan el trabajo sucio. Les pagan para mancharse las manos de sangre y de tierra.Y hoy, como ayer hicieron españoles y gringos, dividen a los indios para conquistarlos. Y alzan a hermano contra hermano. Matan la tierra y a los hijos de la tierra. Los terratenientes, los colonos. De ayer y de hoy.

Y no, no estamos en 1492, estamos en 2009, un día después del Día de la Resistencia Indígena en Venezuela. Colonos y malinches siguen campando a sus anchas. Pero ahora estos indios tienen nombres y apellidos que no borrarán jamás las balas: Ebert García, Marilys Romero, Leonardo Romero, Edinson Romero, Sabino Romero. Su sangre brota de Shaktapa, riega Perijá, anega el Zulia e inunda Venezuela toda. Su sangre nacida de la tierra vuelve a la tierra. Pero no para morir. Su sangre tiñe los ríos que bajan a Maracaibo y sus ecos resuenan en Caracas. Su sangre clama al cielo y a la tierra.

Porque estas balas son contra la nación venezolana toda. Este ataque contra las comunidades indígenas es la guerra no declarada contra Venezuela. La alianza maldita de terratenientes y ganaderos, sicarios y paramilitares, políticos y militares corruptos. Es el Enjambre de la Guerra, hecho carne, plomo y fuego. No es ya una amenaza en las sombras, es terrorismo en estado puro. El mismo terror que ha asesinado a cientos de líderes campesinos por defender el derecho a la tierra. Es el mismo paramilitarismo que como un cáncer frío y calculador se acerca cada vez más a la capital corroyendo los huesos de la República.

Estamos pues ante una declaración de guerra abierta, cruel y descarnada contra la revolución bolivariana. Los terratenientes le han declarado la guerra a muerte a Venezuela. Y la corrupción y la impunidad los ampara. Caracas debe responder el llamado de Perijá. Esa es la línea del frente. Los malinches de dentro y de fuera la han trazado con sangre. Y esa sangre clama. El 2009 no es 1492. Esta vez han de perder los diablos disfrazados de dioses.


Los hechos siguen desarrollándose. Y la vida de los yukpa sigue en peligro. Todo o toda aquel que pueda colaborar, hágalo. Ávisen y presionen a las autoridades para que intervengan. Muevan y usen todos sus medios de lucha y difusión. La vida de toda la familia Romero está en peligro de muerte mientras leen esto.

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