sábado, 23 de febrero de 2008

DE AYER Y DE HOY


Recuerdo los argumentos que solían utilizar o esgrimir adecos y copeyanos (sobre todo los primeros) para justificar su presencia dentro de sus respectivos gobiernos, y en cada una de las instancias de poder que conformaron la iv república: Preso político, exiliado, torturado, perseguido, amenazado, allanado, mirado feo, asustado, etcétera. Hasta se ha dado el caso de que, con sólo ser familiar de quienes han sufrido algún tipo de dictatorial atropello, se le ponga un cambur en la babosa y fría mano. Cualquier otra consideración no importaba. Ésa era suficiente para ser ministro, presidente o embajador, y si no se era nada de eso, se tenía al toro por los cachos o el sartén por el mango, que era lo mismo.
Sin importar cuál haya sido el nivel de sufrimiento durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, eso no debió dar pie ni lugar a cargos ni privilegio alguno dentro de las esferas de poder gubernamental. Pero nada, así fue durante toda la iv república, si no lo creen, intenten encontrar dentro de los chivos de la cuarta (adecos y copeyanos) alguien que no haya sido víctima o héroe. Ah bueno, porque ésa es otra, si el tipo no sufrió ni un regaño durante la época en cuestión, nos salió con un cuento de resistencia y planificación y no sé qué cuento chimbo, igual nos fregó. Simplemente detestable, no importa el ángulo visto.
Ahora bien, ¿es esa práctica, dañina per se?. Creemos que no, y si no, veamos el ejemplo cubano. Hombres que lucharon en la Sierra Maestra, echaron y recibieron plomo parejo, están al mando del gobierno cubano. Por lo tanto no siempre es mala idea. Pero como te digo una vaina te digo la otra. No vayamos lejos para que los recuerdos afloren con facilidad. ¿Qué pasó en esa misma Cuba con el G/D Arnaldo Tomás Ochoa Sánchez? (aquí seguro tendría como ocho soles y un cometa) El militar más condecorado de la Cuba Revolucionaria, soldado de mil batallas, héroe de Cuba y su Revolución. ¿Lo recuerdan verdad? Lo fusilaron. Pero no solo a él, también fueron pasados por las armas un coronel y dos oficiales más, por corruptos. Pero no sólo por eso, lo más importante, por colocar a la revolución cubana en un punto débil ante los ojos y garras del enemigo. Un corrupto es susceptible de ser perdonado, pero que la revolución se pierda por ese mismo acto de corrupción, es algo que nadie debe perdonar.
Ahora matémonos a interrogantes ¿Está conformada la revolución bolivariana por los hombres y mujeres más puros y honestos del planeta? ¡Ni de vaina! Entonces ¿por qué hasta la fecha no ha existido un solo fusilado? Será que a diferencia que la de Cuba, esto no es una revolución nada, sino un contínuum de la iv república? Y si no es así, por qué existe un Diosdado Cabello (émulo de David Morales Bello, por ejemplo), ¿Por qué hay funcionarios que pese a su delincuencial comportamiento no son execrados del proceso, muy por el contrario, son escondidos por allá, en un puesto donde no haga mucho ruido, hasta que a la gente se le olvide la fechoría? O es que, quizás, a los genios a los analistas de la realidad política y social vivida por nuestro pueblo no les ha pasado por la cabezota que todas y cada una de las fechorías y estafas, sufridas por este pueblo son alimento para los enemigos, que cual hienas se encuentran al acecho y no descansan ni descansarán en su afán por retornar al poder? ¿Cree alguien que Fidel fusiló al general Ochoa sólo porque era su enemigo político? No sería porque ese general y los otros oficiales, con todo y sus galones y heroicidad sierramaestrera estaban abriendo una puerta para que los enemigos de la revolución cubana se metieran en busca del líder, a cuenta de narco y corrupto? ¿No estaremos nosotros, con tanta impunidad, abriendo puertas, ventanas y haciendo huecos en paredes y techos para que los enemigos internos y externos de este proceso (que son los mismos) se metan en tromba a cuenta de “limpiar la casa” de tanto corrupto?
Tengo mis respuestas. El ejercicio del poder es (hasta ahora) igual en casi todas partes, no importa qué república se pretenda erigir. No importa si el nombre es Diosdado y familia o Eligio y Fariñas o Baduel y Marisabel. Se sigue manteniendo a la gente en los cargos y posiciones tan sólo por lo que hicieron heroicamente o amorosamente en un momento determinado (como en la cuarta), se apartan, se obvian los consejos, las recomendaciones, y hasta las evidencias se dejan a un lado para no agredir a quienes ayer se comportaron gallardamente. No importa (parecieran decirles), tú te lo ganaste; jode, roba, mata. ¿Me equivoco? Échenme otro cuento pues, díganme de razones para tanto desafuero impune, para tanto odioso enroque, para tanto ex ministro nombrado embajador o cónsul, razones para tanta negligencia premiada a diario, razones válidas para tanto mirar para los lados, para tanto hacerse el ciego el sordo el mudo el loco.
La revolución, señores del poder, no son meras consignas y aspavientos rojos rojitos. Es sobre todo un compromiso ético, pues cada revolucionario debe ser ejemplo para su pueblo y no envidia para sus enemigos.

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