lunes, 11 de febrero de 2008

De "Contrabando"

Los primeros días del año, el periodista Rafael Febles nos hizo para la revista Contrabando una entrevista que buscaba desenmarañar el cuento ese raro llamado Misión Boves. Me han contado que la entrevista fue publicada en la mencionada publicación, dirigida por Alonso Moleiro. No he buscado la revista, pero es probable que por razones de espacio no hayan publicado todo el cuestionario-conversatorio. Acá ofrezco entonces la transcripción completa:

__________________

--¿Quiénes conforman el colectivo Misión Boves?

R: Unos 40 individuos diseminados en 6 estados de Venezuela, con un núcleo mayoritario en Caracas.

--¿A qué se dedican, aparte del colectivo?

R: Hay entre nosotros gente de varias procedencias: académicos, campesinos, comunicadores, estudiantes, nómadas, un médico, un compa del mundo de las finanzas, etcétera.

--¿Todos son, como José Roberto Duque, anti-academia?

R: Todos, incluso los académicos, creemos en la necesidad de transformar a la sociedad desde su fábrica de amos y esclavos, que es la academia. Yo pienso que es preciso demolerla, otros creen que puede salvarse mediante mecanismos como la reforma y la Constituyente. Todo esto está en discusión.

--¿De dónde se conocen? ¿Cómo surgió la idea del colectivo? ¿Realmente existe desde 2004?

R: Primero fue sólo un concepto, y antes que eso una simple bravuconada: uno menciona a Boves para provocar a los sifrinos dentro y fuera del chavismo. Creo que la primera vez que leí la expresión fue en un artículo seudohumorístico del único estúpido de los Nazoa. Pero el verdadero germen de su contenido fue el discurso anticorrupción que ha cobrado forma dentro del chavismo, sobre todo después de 2002. El colectivo ha ido cobrando forma en reuniones, lectura de textos y alguna que otra proclama en forma de Declaración de Principios.

--¿Cuáles han sido sus acciones, avances y crecimiento desde que se fundó? ¿Cada cuánto se reúnen?

R: Por el momento las acciones más recurrentes han sido la propaganda, la provocación directa mediante un discurso que estremece la pacatería reinante en las instituciones y en la estructura misma del Estado. Un primer objetivo que pudiera resumirse así: enfrentar a los seudorrevolucionarios con su propia condición de conservadores. No tenemos un régimen de reuniones estricto. El núcleo que pudiéramos llamar fundador se reúne cada día, pero las reuniones no tienen carácter formal.

--¿Tienen bienes en común?

R: No, en lo absoluto. Y algunos ni siquiera tenemos bienes individuales.

--¿Puede considerarse la derogación de la Ley de Ejercicio del Periodismo un objetivo prioritario del colectivo?

R: La Ley del Periodismo fue uno de los puntos centrales de nuestro discurso en el año 2007. Con el tiempo se han consolidado entre nosotros la idea de que es preciso suprimir las leyes del Estado Burgués, no sólo la de Ejercicio del Periodismo.

--¿Tienen alguna interpretación preconcebida del logotipo del colectivo?

R: No, más allá de lo que el logo sugiere o dice abiertamente: un hombre liberado de sus cadenas y dispuesto a dar pelea.

--¿Pueden explicar qué significa para ustedes "guerrilla comunicacional"?

R: Nos entusiasma la profusión de comunicadores y medios alternativos que bombardean a las grandes corporaciones de la información. Una guerrilla comunicacional es eso: el conjunto de medios o colectivos pequeños que laceran y desnudan la miseria de los grandes.

--¿Qué opinión tienen del programa de televisión La Hojilla?

R: Es la respuesta y contraparte chavista, muy legítima por lo demás, a la putrefacción generalizada de los medios de ifnromación en manos del poder económico.

--En el blog de Duque se nombra a "Rosete", "Suazola", "Antoñanzas" y "Urica" como sujetos. ¿Quiénes son?

R: Estrictamente, los tres primeros eran los lugartenientes más conocidos y temidos de José Tomás Boves. Urica es el pueblo de Anzoátegui donde murió Boves en batalla. La mención a esas referencias pretende recrear una especie de cosmogonía alrededor de la circunstancia venezolana de 1813-1814. Otra provocación más...

--¿Cuáles creen que son, actualmente, las bases que se están vaciando para la demolición del capitalismo?

R: Una de nuestras discusiones más amargas tiene que ver con la verificación de un detalle espantoso: en Venezuela el capitalismo gana más terreno del que pierde. Lo único que tenemos a favor de la demolición es la invitación franca a los ciudadanos para que construyamos cosas al margen de ese sistema. A Chávez le duele la boca de tanto repetir la frase "Inventamos o erramos", pero muchos dentro del chavismo prefieren desarrollar lo existente. Los que queremos inventar lo hacemos a conciencia de que la demolición de la vieja sociedad es un trabajo de generaciones; nosotros apenas estamos poniendo la primera piedra. Eso es lo que hay. Futuro.

--¿Cómo se llega a una revolución, cuando los factores más poderosos que toman la bandera de la revolución están en el Gobierno?

R: Nunca hemos estado más cerca que ahora de una revolución genuina, pero falta. La revolución venezolana se está dando en dos dimensiones: en el Gobierno (donde va muy lenta y laboriosamente) y en las calles (donde pueden verse los mejores frutos en esa dirección). Hasta ahora tenemos un gobierno bien intencionado que ha cumplido a medias su promesa de no echarle la policía encima a los actos auténticamente revolucionarios del pueblo. Pero eso no es suficiente. La revolución habrá comenzado el día que el pueblo penetre con su frescura a las instituciones.

--El 1 de abril, Duque decía en su blog que "urge activar la misión Boves". ¿Cuándo la dieron, o cuándo la darán por activada? ¿Qué implica su activación?

R: En una situación ideal la activación de la Misión es eso, justamente: la irrupción, metafórica pero también presencial, de una avalancha de ciudadanos libertarios en las instituciones donde el cáncer del burocratismo y la corrupción se haya convertido en una amenaza para el proceso. Hay al menos dos ministerios donde ya comenzó la Misión Boves, no metafórica sino formalmente: hay gente nuestra entre los directivos de alto rango de esas instituciones, que ya comenzaron a abrir las compuertas. Ya todos tendrán noticias, y será evidente de qué se trata.

--¿Cuáles creen que deberían ser, en coherencia con una agenda revolucionaria y libertaria, los esfuerzos en materia internacional, en lugar del ingreso al Mercosur, la creación del Banco del Sur, el establecimiento de acuerdos bilaterales y la defensa de los precios del petróleo?

R: En el colectivo hay una fuerte discusión y posiciones encontradas al respecto. Algunos de los nuestros consideran que fortalecerse en el capitalismo, con procedimientos y esquemas capitalistas, es una necesidad si se mira desde el punto de vista del "financiamiento de la Revolución". Para otros es una contradicción espantosa, eso de fortalecerse en el sistema que se quiere derribar. Muchas de las conquistas que exhibe el Gobierno de Chávez en materia petrolera lo son desde la perspectiva liberal de la empresa que florece y se hace respetar en el club mundial de las hegemonías energéticas. Pero desde el punto de vista de quien quiere construir una sociedad libre del desastre ecológico y esclavista que significa vivir del petróleo, es una tragedia. Y ni hablar del tema de la soberanía. Son cuestiones en plena discusión sobre las cuales no tenemos tomada una posición única.

--En la declaración de principios se habla, entre otras cosas, de un colectivo libertario, dedicado a la creación de contenidos libertarios, que se plantea como objetivo contribuir con el avance hacia una democracia directa, acrática y libre de opresiones. Acracia y libertario son sinónimos o ideas muy afines al anarquismo, entendido como doctrina que propugna la desaparición del Estado y de todo poder. ¿Por qué no se usa de manera directa la palabra "anarquismo" o "anarquista"? ¿No se consideran anarquistas o sólo prefieren no utilizar los términos?

R: Dejando de lado los fetiches lingüísticos y la adoración de los sinónimos estrictos, un sujeto libertario lo es desde el cuerpo, desde sus necesidades reales y desde el ejercicio cotidiano de una forma de vida no atada a esquemas impuestos. Un anarquista comienza a serlo desde la razón, desde la reflexión política. Un anarquista llega o puede llegar a serlo después de mucho leer y confrontarse con un legado histórico; un libertario lo es porque ha decidido vivir al margen de lo que impone la sociedad de consumo y el ansia de acumulación, alguien que detesta, no intelectualmente sino desde el cuerpo, la estructura social compuesta de jefes y subalternos, esclavos y amos, dominantes y dominados.

--Plantean como la mayor contradicción en su relación con el Estado su necesidad de trabajar en él, y todo lo que tiene que ver con este punto trata de la presencia de ustedes en organismos del mismo. ¿No consideran una contradicción digna de aclarar el que estén apoyando discursiva y moralmente un proyecto de país en que el Estado se hace cada vez más fuerte? ¿Por qué no hay en la página de Misión Boves, sino solo en el blog de Duque la argumentación sobre este punto?

R: No hemos planteado la necesidad de trabajar en el Estado, hemos sugerido (o tal vez insinuado) la impertinencia de exigirle a alguno de los nuestros que no acepte trabajar en el Estado. En esa estructura monstruosa hay recursos que la corrupción y el burocratismo despilfarran y reinvierten en el capital o en fortunas individuales. Pues bien, no hay por qué hacerle ascos a la posibilidad de alzarse limpia y legalmente con recursos que sirvan para la manutención del colectivo. En cuanto al apoyo al proyecto bolivariano de consolidación de un Estado fuerte, lo solemos discutir como una etapa necesaria antes de su liquidación. Primero, porque el jefe de ese "Estado fuerte" ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que los ciudadanos se agrupen y organicen territorialmente en estructuras maravillosamente anticentralistas: en Venezuela es jurídicamente probable la aparición de gobiernos autogestionarios en el callejón, el edificio, la cuadra. En el municipio Torres del estado Lara, comunidades de 30 familias y menos reciben recursos directamente del FIDES, sin pasar por la alcaldía: hay que ser muy ciego o muy mezquino para no valorar la enormidad democrática y descentralizadora de ese salto. Y segundo, porque el sistema mundial de relaciones entre Estados burgueses viaja rumbo a un colapso paralelo al de la extinción progresiva de las reservas petroleras. Este colapso no tardará más de 150 años en producirse; de hecho, son evidentes las señales de que ya ese colapso empezó. Así que un Estado fuerte que está dando sus últimos estertores, si es bien intencionado, es como un anciano que está al morir y que nos quiere dejar una herencia fabulosa. La humanidad viaja rumbo a un tipo de sociedad distinto a ésta que sólo es posible sostener con combustibles fósiles. En su desmoronamiento, los países que gravitan alrededor de Estados Unidos se vendrán abajo en una sangría espantosa, porque los Estados débiles o dependientes en extremo son más propensos al caos. En Venezuela se quiere entrenar al ciudadano para que invente formas comunales de participación: cuando el Estado desaparezca o comience a ser demolido por los ciudadanos, ya éstos tendrán estructuras formadas y en funcionamiento con qué sustituirlo.

--Creen que, si la reforma no hubiera quedado como letra muerta, ¿enrumbaría, alejaría o no alteraría de ninguna manera el camino hacia la destrucción del estado burgués?

R: Los pueblos construyen y destruyen más allá de las leyes, y más: lo hacen en contra de las Leyes. La Reforma fue un buen ejercicio de calentamiento, pero su aprobación no hubiese transformado a la sociedad más de lo que podría hacerlo una acción local audaz, al margen de la ley. Las leyes no transforman a las sociedades; éstas cambian y después los legisladores amoldan las leyes a su decurso. Es la dinámica "natural". Allá quienes quieren hacerlo al contrario.

--¿Se han planteado cómo actuar si, llegados a un punto en la historia, concluyen que la decisión manifestada por el Gobierno, de propiciar una revolución, no va a ser ejecutada?

R: Las revoluciones ocurren independientemente de lo que decreten los Gobiernos. De hecho, una Revolución va siempre a contracorriente del Gobierno, o, en última instancia, viajan más rápido que el Gobierno. El avance de la humanidad hacia la democracia directa (fin último de toda revolución) es irreversible, y no se detendrá sea cual fuere el Gobierno que florezca, prospere o se caiga.

--¿Creen que actualmente existen mecanismos establecidos para que el pueblo en la calle influya con determinación sobre el rumbo y sobre el discurso de la gran política? ¿Cuáles? ¿Cómo creen que funcionan?

R: Si por "gran política" entendemos lo que hacen el Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y sus apéndices, existen los mecanismos pero no la voluntad de apertura de las instituciones a la acción del pueblo. El "parlamentarismo de calle" es una payasada y la relación directa de Chávez con el pueblo se da sólo circunstancialmente y de manera mediática. Pero queda la verificación de lo dicho antes: el Gobierno y la ciudadanía tienen ritmos y procedimientos distintos para hacer la Revolución.

--Para justificar (entiéndase en sentido metodológico, no moral) la invocación de Boves con el nombre del colectivo hablan de la "relación histórica entre su circunstancia de 1814 y la nuestra a inicios del siglo XXI". ¿Quién es "nosotros" en esa oración? ¿Cómo es esa relación histórica?

R: "Nosotros" es el colectivo de ciudadanos que vivimos en Venezuela. La identidad histórica viene dada por el engaño generalizado impuesto por quienes controlan las instituciones y por quienes pretenden controlarlas: en 1813 se impuso como verdad oficial que había un conflicto entre independentistas y monarquistas. Boves dio al traste con esa frágil verdad y puso en la calle el discurso correcto: ganase quien ganase el falso conflicto doctrinario entre blancos, los descendientes de los africanos y los indígenas iban a seguir esclavizados, así que el conflicto real era entre propietarios y esclavos, entre pudientes poderosos y miserables ciudadanos de tercera y cuarta categoría. Hoy andamos en lo mismo: nos han acostumbrado a creer que el problema es entre chavistas y escuálidos, cuando la verdad sigue siendo que a las burguesías de lado y lado les seguirá conviniendo que haya pobres a quienes explotar. En la superficie hay una tiranía empresarial insurgiendo contra el administrador temporal de un Estado Burgués, pero en el fondo el conflicto es entre los ciudadanos pobres y excluidos contra el Estado, contra la tiranía empresarial y contra una clase media engreída que ahora reclama también su cuota de poder.

--¿Creen que el orden (o desorden) que se estableció en Caracas en 1814 tras la derrota y huida a oriente de los patriotas puede llamarse gobierno? ¿Hay algo que ponderen especialmente de esos días, aparte del apoderamiento provisional del territorio por una masa social tradicionalmente explotada y excluida?

R: La tarea de Boves y sus huestes en 1814 no era construir instituciones y convenciones sino demolerlas. El Gobierno de Boves fue el antigobierno: fue más bien el ejercicio de una dura venganza racial y social. Los blancos eran obligados a reverenciar a los mulatos, pardos y negros. Su misión histórica fue de carácter fundacional: después de 1814 el pueblo oprimido de Venezuela supo que existía y que era un poder. Eso es una tarea de naturaleza distinta a la de cualquier gestión convencional en tiempos convencionales: Boves no hizo ni tenía por qué hacer aceras, cuidar el alumbrado, recoger la basura, hacer cumplir las leyes de tránsito...

--¿Cuando dicen que les enorgullece, inspira y estimula la sorpresa y preocupación que el nombre del colectivo genera, están admitiendo que parte del sentido del colectivo es sencillamente provocar?

R: Sin provocación no hay desenmascaramiento. Sin desenmascaramiento no hay conciencia transformadora. ¿Cómo curarle el alma a un adeco de boina roja si no lo obligamos a descubrir cuán adeco es?

--¿Ya tienen enemigos declarados?

R: Como vanguardia, creo que no; como expresión del pueblo en rebelión, sí.

No hay comentarios.: