sábado, 8 de mayo de 2010

Agredidos trabajadores campesinos de Leguminosas del Alba por agentes del CICPC

  • Ocurrió a la salida de la Planta de Leguminosas del Alba Bravo Cacique Yaracuy

Misión Boves / Mov. Campesino Jirajara

Ayer 6 de mayo, aproximadamente a las 6 y media de la tarde, agentes del CICPC, del grupo Cruces de Poliyaracuy y de la Brigada Antiextorsión de la Guardia Nacional, todos armados hasta los dientes con fusiles de asalto y demás parafernalia armada, retuvieron de forma violenta y arbitraria a un grupo de trabajadores de la Planta de Leguminosas del Alba Bravo Cacique Yaracuy adscrita a la Corporación Venezolana Agraria (CVA) que a su vez es una empresa mixta Cuba-Venezuela, en Urachiche.
Al concluir la jornada, una primera camioneta en la que también iban altos directivos de la CVA es interceptada por un auto no identificado. En un primer momento, los tripulantes de la pick up Tucson creyeron que se trataba de un asalto, por lo que inmediatamente se comunican con otro grupo de compañeros que tenían poco de haber salido para que solicitaran apoyo policial.
Inmediatamente el segundo grupo -que también se desplazaba en una Tucson, ambas pertenecientes a CVA Leguminosas del Ministerio de Agricultura y Tierras, ambas portando el logotipo de la institución- se desplazan hacia las cercanías de la planta donde el primer grupo estaba retenido, con dos efectivos de Poliyaracuy que los acompañan.
Para sorpresa de todos, los asaltantes se identifican como funcionarios del CICPC y el grupo BAE, señalando que están realizando una operación antisecuestro por lo que los funcionarios de Poliyaracuy se retiran. Alegaban los agentes que ambas camionetas están implicadas en acciones de secuestro, de acuerdo a “información” que obtienen presuntamente de declaraciones de “unos malandros presos” -en palabras del detective que dirigía la operación- que “confiesan” haber empleado camionetas del gobierno para secuestrar.
Sin ningún tipo de orden de fiscalía, así como sin siquiera identificarse y empleando argumentos irresponsables y pueriles, los agentes, en particular quien luego trascendió ser el detective Maxi Ruiz del CICPC en Nirgua decide subirle el tono a la situación y comienza a agredir, amedrentar y amenazar de muerte al grupo de trabajadores. A tal punto que el tal Ruiz primero apunta con su pistola a Ángelo Alvarado y luego a José Dudamel, ambos destacados luchadores agrarios yaracuyanos y trabajadores de Leguminosas del Alba. De la misma forma, el también luchador Gabriel Gil decide interceder, recibiendo por igual amenazas del detective Ruiz, primero invitándolo a “darse unos coñazos” y luego jactándose de que le iba a pegar un tiro en la cabeza. En el ínterin, varios de los compañeros y compañeras logran comunicarse telefónicamente estableciendo contacto con los medios, denunciando la situación irregular por Radio Nacional de Venezuela. Finalmente, al hacerse pública la actuación de los agresores, deciden retirarse.
Las denuncias fueron realizadas en Fiscalía y el CICPC, luego de la agresión.
Algunos detalles no tan irrelevantes
-Quince días atrás, Danni Báez, también trabajador de Leguminosas del Alba sufrió un atentado similar, con el mismo procedimiento. Báez fue interceptado por una camioneta con sujetos armados no identificados, creyendo que se trataba de un asalto, Báez acelera por lo que los agentes encubiertos abren fuego contra la camioneta impactando el vehículo tres veces. Se trataba de agentes del CICPC.
-En septiembre y noviembre del pasado 2009 fueron robadas dos camionetas de Leguminosas del Alba al mejor estilo secuestro express. En ambos casos, la respuesta de las autoridades del CICPC y del grupo BAE de la Guardia Nacional fue nula.
-El argumento de las camionetas empleadas se cae por su propio peso ya que existen grupos del crimen organizado con perfecta capacidad de emplear camionetas robadas como de parapetear vehículos con logotipos del gobierno, partiendo de la premisa de que eso es en realidad lo que buscaban los agresores uniformados. Pero en todo caso, se tratan de camionetas que circulan a la luz del día empleadas para el trabajo y por ciudadanas y ciudadanos conocidos por su honestidad y por su larga data en la lucha campesina. Por lo que se hace innegable, una vez más, el afán criminalizador de la lucha del proletariado rural yaracuyano y la connivencia de los cuerpos represivos del estado Yaracuy, responsabilidad que mediante la cadena de mando recae en el gobernador Julio León Heredia, que goza de buenas relaciones con los propietarios de la zona, y que por lo demás llega a la gobernación gracias al voto del pueblo chavista, como los trabajadores de Leguminosas del Alba.
-Que la operación haya sido dirigida por Maxi Ruiz, detective del CICPC adscrito a Nirgua trae a colación una hipótesis poco descartable al situar en contexto la agresión de ayer 6 de mayo, ya que el mismo día fue rescatada la finca Las Carolinas, en Nirgua, propiedad de aquel epígono de la Cuarta República y agente entreguista y neoliberal Diego Arria: dada la tradición del genocida latifundio yaracuyano y la demostrada complicidad del aparato jurídico y de seguridad del estado Yaracuy, se hace muy difícil negar el vínculo entre ambas acciones, por lo que se ensancha aún más el expediente de agresiones, criminalizaciones e intimidaciones por parte de los enemigos del pueblo.
Conclusión
Como seguimos y seguiremos denunciando, la guerra silenciosa contra el pueblo revolucionario sigue desarrollándose sin que se logre cortar en seco las acciones de propietarios y latifundistas mientras el pueblo bolivariano pone su sangre para la lucha, para el trabajo, y por eso, para la muerte. Las contradicciones dentro del Proceso Revolucionario se vuelven insostenibles, se hace necesario encabalgarlas y hacer la justicia que históricamente se merecen los explotados a lo largo del territorio nacional.

¡Basta de criminalizaciones y persecuciones!
¡Basta de complicidades e impunidad!
¡Basta de asesinatos de dirigentes agrarios y sindicales!

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